En latinoamérica, Ecuador y El Salvador, son los dos países que tienen como moneda oficial el dólar desde el año 2000 y 2001. Sin embargo, en Bolivia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Nicaragua, México, Panamá, Uruguay, Argentina, Paraguay, y Perú se acepta el uso del dólar pero no circula como moneda oficial, reseña Unión Radio.
El economista boliviano, Francisco Zalles, ve la dolarización como una salida a la crisis económica, “la experiencia ecuatoriana habla por sí sola, Ecuador estaba en una crisis similar a la venezolana, solo que la venezolana ahora la supera con una hiperinflación y el control de cambio (…) aunque Ecuador no tenía control de cambio vivimos la pérdida de los ahorros, la pauperización del pueblo y se recalcó la diferencia de clases sociales porque los que pagan el costo de una devaluación e hiperinflación son las clases más pobres, las más necesitadas de la sociedad; entonces la dolarización fue y sigue siendo una medida muy popular porque apoya la legitimación de los ahorros para todos, no la pérdida de riqueza”.
El asesor de dolarización en Ecuador, Luis Cordeiro, sostiene que el proceso se puede hacer muy rápido, “en tan sólo unas pocas semanas se puede establecer la tasa de cambio a la cual se convertiría todo el dinero y lo único que hay que cambiar es lo que sería el circulante (la base monetaria) al cambiar esto a dólares todo el resto del sistema financiero queda dolarizado”.
Haciendo una comparación entre Venezuela y Ecuador, Cordeiro señala que “después de 17 años, la medida de dolarización tiene 90% de aprobación porque ha sido bueno para los más pobres, cuando se dolarizó el salario mínimo en Ecuador había caído a 40 dólares, más o menos como en Venezuela actualmente y hoy después de todos estos años de dolarización ha subido a más de 900% y el salario mínimo hoy son 375 dólares”.
Entre tanto, el director ejecutivo del movimiento Tren Venezuela, Rubén Pérez Silva, declaró que “estamos pasando el 80 % de pobreza (…) una cosa es la tasa de cambio y otra cosa es ajustar un aumento salarial para llevarlo a un nivel más razonable y que luego vaya subiendo en valores reales”.
Asimismo, Zalles coincide en que lo importante es que el salario vaya subiendo en términos de valores reales, “la dolarización para la hemorragia de riqueza y de ahorros que existe con la hiperinflación y pone la cancha económica igual para todos, de ahí en adelante los incrementos de los salarios mínimos jamás podrán ser devaluados”.