“Esta carta va dirigida a quien tiene la posibilidad de darle la libertad a mi papá, el distinguido de la Policía metropolitana Luis Enrique Molina Cerrada”. Katherine quiere vivir en libertad junto a su familia, a su héroe, que el 11 de abril de 2002 salió a la calle a salvar vidas y no a acabarlas, como asegura el gobierno
Katherine Molina Pérez tenía 1 año y 10 meses cuando su papá se entregó a las autoridades voluntariamente, convencido de su inocencia. 13 años y 9 meses ha pasado visitando a Luis Enrique Molina en la cárcel cada fin de semana. La imagen de quien forma parte del grupo de los primeros presos políticos de este país, crece cada día para ella. “Mi papá es un héroe, porque salvó muchas vidas, porque estudió para eso. Para mi él es leyenda, es historia.”
Ella espera que Nicolás Maduro lo entienda y que le de la libertad a su papá en los próximos días porque él no es un asesino. No quiere pasar otro diciembre en la cárcel, visitando a su papá cada 24 y 31 hasta las 5 de la tarde.
Luis Enrique Molina, Erasmo Bolívar y Héctor Rovaín fueron condenados a 30 años de prisión por los sucesos de Puente Llaguno. Marcos Hurtado recibió una pena de 16 años y 8 meses y Arube Pérez de 17 años y 10 meses.
Katherine cumplió quince años hace unos meses. Su papá no pudo acompañarla. Es una de las cosas que más reciente de la injusticia a la que está sometido Luis Enrique Molina. “Yo quiero a mi papá en la casa para cuidarlo, para que mi mamá deje de llorar, para que mi hermanita no pase lo que yo he tenido que vivir
Disfrutar de un fin de semana en la casa con su papá es uno de los anhelos de esta niña, acostumbrada a traspasar los barrotes de la cárcel de Ramo Verde cada semana. Sin carro, en metro o autobús, el trayecto entre Guatire y el penal se hace infinitivo, por repetitivo. Al salir, la cara de tristeza de su papá es algo con lo que debe lidiar.
También resiente ver a sus amiguitos en cada acto escolar junto a sus padres. Teme que su papá se enferme de nuevo y o lo atiendan bien. Teme que su historia se repita en su hermanita, de apenas 4 años. La vida de Katherine está llena de temores, por la injusticia que desde hace casi 14 años enfrenta su familia.
Deme mi libertad
Desde la cárcel, Molina también hace un exhorto a Nicolás Maduro. “Ya es justo que usted de la orden para mi libertad”
Yo puedo ver a mi esposa, a mis hijos, a mi madre y hermanos y decirles que soy inocente. A usted también se lo digo, reitera molina. “No he cometido ni cometí ningún delito, mucho menos agredir a ciudadanos en la calle. Estoy pagando esta condena injustamente, pero ¡ya basta!”
Molina sabe que, al igual que sus compañeros acusados por este caso, tiene derecho a reinsertarse en la sociedad. “Somos útiles y necesarios para nuestras familias, denos la libertad que por derecho nos corresponde. Además, somos inocentes, lo demostraron las pruebas científicas y de balística que presentó el comisario general del Cicpc, Domingo Chávez, y que certificaron que mi arma estaba limpia”.
El juez Doménico Di Gregorio y el magistrado Eladio Aponte Aponte, quien nos pidió perdón por su comportamiento, también reconocieron nuestra inocencia. Molina no entiende por qué quienes cometen delitos salen en libertad y ellos, que son inocentes, permanecen presos. Insitió: señor presidente: Deme mi libertad.
Nota de prensa