El ministro del Interior francés Bernard Cazeneuve fue nombrado este martes primer ministro para remplazar a Manuel Valls, quien dimitió para preparar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2017. AFP
“Para mí era imposible ser primer ministro y al mismo tiempo candidato a la presidencia de la República. Pero me voy tranquilo, porque sé lo que debo hacer por los franceses y porque sé que aquí se queda a cargo un hombre de Estado”, declaró Valls durante una ceremonia de traspaso de poder.
Cazeneuve, de 53 años, ministro del Interior desde 2014, tuvo a su cargo la seguridad en Francia tras una serie de atentados yihadistas que han dejado más de 230 muertos en los últimos dos años.
Estuvo también en primera línea frente a la crisis migratoria en Francia y gestionó el desmantelamiento del campamento informal de migrantes más grande de Francia, conocido como la “Jungla” de Calais.
Cazeneuve fue nombrado jefe de gobierno por su “extensa experiencia” y su “conocimiento en los temas de seguridad y de lucha antiterrorista”, una prioridad para Francia, en estado de emergencia desde hace más de un año, señaló a la AFP una fuente próxima a la presidencia bajo condición de anonimato.
Bruno Le Roux, diputado de Seine-Saint-Denis y líder del grupo socialista en la Asamblea Nacional, heredó la cartera de Interior.
Bernard Cazeneuve fue nombrado primer ministro luego de que Manuel Valls presentara el martes a primera hora su renuncia al presidente François Hollande para dedicarse de lleno a la carrera presidencial.
Valls, quien fue la mano derecha de Hollande durante los últimos dos años y medio, anunció el lunes su candidatura a las presidenciales de abril-mayo 2017, cuatro días después de que el muy impopular presidente François Hollande renunciara optar a la reelección tras un agitado primer mandato.
Valls, nacido en Barcelona hace 54 años y naturalizado francés, tendrá que pasar por las primarias del Partido Socialista (PS) y una parte de la izquierda, previstas el 22 y 29 de enero, a dos vueltas, sin ninguna certeza de ser electo.
Fuerte rechazo en sus propias filas
Manuel Valls encarna la concepción de la izquierda reformista, pero su personalidad inflexible y su discurso favorable a las empresas le han valido un fuerte rechazo en sus propias filas.
Para evitar que Francia “reviva el traumatismo de 2002” – año en el que la izquierda quedó eliminada en la primera vuelta de las presidenciales y que el ultraderechista Jean-Marie Le Pen se calificó provocando un terremoto político – Valls abogó por una izquierda unida de cara a las presidenciales.
“Mi candidatura es de conciliación, de reconciliación”, señaló.
Sin embargo, varios fieles de François Hollande advirtieron que Valls no obtendría su apoyo de manera “automática”.
Las encuestas señalan que Valls es el candidato preferido de los simpatizantes de la izquierda para convertirse en el candidato socialista a las elecciones presidenciales con 45% de apoyo, según un sondeo Ifop.
Si gana esos comicios internos, tendrá que medirse por la presidencia al candidato presidencial de la derecha, el también ex primer ministro François Fillon, y a la líder del ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen.
Deberá también competir frente al líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon y el exministro de Economía de Hollande, Emmanuel Macron, un liberal centrista, que no tienen intención de pasar por las primarias.
Todos los sondeos auguran que Fillon y Le Pen pasarán a la segunda vuelta de las presidenciales, mientras que el candidato socialista quedará eliminado en la primera ronda.
Valls obtendría únicamente un 10% de los votos en la primera vuelta de las presidenciales, muy lejos detrás de Fillon (27,5%) y Marine Le Pen (24%).
“Dicen que la izquierda no tiene ninguna oportunidad, pero no hay nada escrito”, dijo el lunes Valls, quien intentará en los próximos cinco meses seducir a los franceses.
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