La noticia sacudió El Empedrao, e impactó a Maracaibo, este viernes en la tarde. Tres ladrones —entre ellos, una mujer— sometieron al párroco del templo a Santa Lucía, en la zona central de la ciudad, y se llevaron las tres coronas de la imagen colonial, una de las palmas y otros objetos de valor, publica Panorama.
A las 4:30 pm, el padre Guillermo Sánchez regresaba al templo. “Había ido a comprar unas cosas a una ferretería, porque tres muchachos estaban decorando la escenografía para la Bajada, falta apenas una semana, es el próximo 12. Al entrar, me sometieron”, narró.
—¡Movete! ¿Dónde están las coronas?—, fue lo que preguntaron.
Lo condujeron arriba del despacho parroquial, a sus habitaciones privadas. “Agarraron el celular, los juegos de llaves de la iglesia y la camioneta, mi reloj. Y buscaron las coronas”, contó, aún asombrado.
Lo acompañaba el párroco de la Basílica de Chiquinquirá, Eleuterio Cueva. Más allá, el director de Polimaracaibo, G/D Rubén Ramírez Cáceres, inspeccionaba la iglesia y giraba instrucciones. Los feligreses también estaban en las naves del templo.
Cuando el padre bajó, con el hampón que lo llevaba, vio que en el despacho estaban los tres colaboradores. “Nos amarraron con tirrajes. A mí me golpearon todo el tiempo con la cacha del arma”, reseñó, mostrando la nuca enrojecida y las marcas de los precintos en las manos.
El asombro no terminaba. Uno de los hampones se subió al retablo, y le arrebató a la imagen de Santa Lucía, la corona que lucía. “La auténtica, de oro”, explicó el sacerdote, quien recibió el templo el pasado 18 de septiembre, hace menos de dos meses.
Los reconoció. “Ellos habían venido, hace 10 días al templo. Estuvieron en misa con actitud sospechosa, mirando hacia la imagen, señalando”.
Uno de los jóvenes pudo desatarse y corrió a alertar a los vecinos. De inmediato se acercaron, ayudaron a los que quedaban amarrados, y llamaron a la policía.
Ya había pasado. En 2011, se llevaron la parte de atrás de la corona y los zarcillos.
“Pero esa vez entraron de madrugada. Nunca se había visto que sometieran a un sacerdote”, dijo, indignada, Idania Barrios, quien canta en el coro.
Un operativo de seguridad se desplegó para dar con el paradero de las reliquias robadas y apresar a los hampones, nada temerosos de Dios.