Lo que ocurrió el pasado viernes 28 de octubre no tiene nombre por lo asombroso del asunto: el presidente de la república intentó ante el TSJ una acción denominada “ACCIÓN INNOMINADA DE CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD”. En efecto, el ciudadano presidente de la república acudió a la Sala Constitucional pretendiendo se despejaran las dudas que existen sobre su verdadera nacionalidad, pues de acuerdo a lo narrado por Nicolás Maduro en su escrito: “Se ha constituido en un hecho público notorio y comunicacional las actuaciones desplegadas por algunos ciudadanos, incluyendo un sector de diputados de la Asamblea Nacional, dirigidas a objetar falsamente mi condición de venezolano por nacimiento” –cuestión que es cierta, solo que dejaría el párrafo hasta objetar y le quitaría falsamente-. Ahora bien, el TSJ, en tiempo record, no sé si aclaró o confundió más a la gente, pues, luego de una serie de argumentaciones y citas de misivas y notas jurisprudenciales, sentenció que Nicolás Maduro “nació en la Ciudad de Caracas, para entonces, Departamento Libertador del Distrito Federal, Parroquia la Candelaria, el 23 de noviembre de 1962; y que, en fin, ha cumplido y cumple con los requisitos señalados en los artículos 41 y 227 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, para ejercer el cargo de Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela”. Por fin, a los venezolanos se nos dice dónde nació el presidente, porque hasta el viernes, era un secreto muy bien guardado, o por lo menos confuso, ya que algunos de sus funcionarios no se ponían de acuerdo para señalar con precisión dónde había nacido su jefe. Hasta llegaron a decir, como dijo la mismísima Tibisay Lucena en entrevista con Vladimir Villegas, que había nacido en la Policlínica Caracas, que estaba ubicada en la avenida México, que dicho sea de paso, la referida clínica habría sido demolida durante el régimen de Marcos Pérez Jiménez en 1953, para ampliar la avenida México. La pregunta no podemos hacerla esperar: ¿cómo Maduro pudo haber nacido allí si el TSJ sentenció que nació el 23 de noviembre de 1962, es decir nueve (9) años después de su demolición?
Un asunto que no se afirma, pero que se da por descontado es el tema de la nacionalidad de la mamá del Sr. Nicolás Maduro. El TSJ omitió referirse a la señora Teresa Moros de Maduro, madre del presidente, ya que de acuerdo a la Constitución colombiana los hijos de colombianos son también colombianos cuando fijaron su domicilio en Colombia. En ninguna parte del fallo se indica si estuvo o no domiciliado en ese país el niño Nicolás (hijo de padres colombianos nacido en el exterior) ni tampoco la renuncia expresa a esa nacionalidad colombiana, para poder ser candidato a la presidencia en Venezuela. La duda sigue. Mientras más nos ponemos a estudiar esa fulana nacionalidad, más sospechamos del origen caliche del presidente. La intervención del TSJ para dizque dilucidar el asunto, en lugar de ayudar a esclarecer la cuestión la enturbia, en el mejor de los casos, porque analizando las últimas decisiones del TSJ, con esta interpretación lo que hace es inducirnos a no dudar de que Nicolás Maduro ciertamente es colombiano.
No entendemos cuál fue el motivo por el cual se mantuvo oculta la partida de nacimiento por tanto tiempo. Tampoco es explicable que hayan existido tantas versiones sobre el lugar de nacimiento de Maduro. Por cierto el TSJ dice que la partida reposa en el expediente. Ahora, nos falta verla. Ojalá la publiquen para facilitarle el trabajo a los que investigan el caso de la verdadera procedencia del Jefe de Estado de Venezuela. En fin, hay todavía muchísimas dudas sobre el origen de Nicolás.
La pollera colorá.-
Amigos como corolario y para no aburrirlos con la nacionalidad del que ha destruido nuestro país, pudiéramos decir que el viernes pasado la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia además de prefectura se convirtió en sala de partos, donde vio llegar al mundo un niño varón que le pusieron como nombre Nicolás, cuya canción de cuna entonada al unísono por todos los magistrados fue “La pollera colorá”
Maduro oxigenándose con el diálogo.-
Al terminar de escribir estas líneas no supe nada de lo que supuestamente se conversó. En el portal de “Noticierodigital” se leía MUD concluye la reunión sin conformar su presencia en el diálogo (2:58pm) algunos decían que la reunión continuaba en la noche del domingo. La representación de la MUD sugería que se invitara a la OEA. Es decir, ya pareciera no ser tema para la discusión si habrá o no diálogo, sino quienes serán los observadores. A todas estas, el tiempo corre y los presos políticos, presos están. La política es una caja de sorpresas. Lo que antes era una cuestión de honor, ya pasó a segundo plano.
Preguntas finales
¿Dónde está aquella proclama de los voceros de la MUD que decía: mientras no haya fecha para el referéndum en el 2016 y libertad para los presos políticos yo no diálogo? Otra cosa: ¿Seguirá en pie la propuesta de marchar el 3N hasta Miraflores o, eso sí se abordó en el “prediálogo”? ¿Será que dejarán las futuras acciones en manos de los indignados que se autoconvocarán? Desde esta trinchera de lucha me late que los “lideres” o voceros de la MUD no darán el primer paso por temor a ser inhabilitados o encarcelados. Tengan la seguridad que esa falta de coraje hará que emerjan dignos y corajudos nuevos liderazgos. En tiempos de dictadura no podemos cuidar parcelitas y calcular cargos de gobernaciones o de alcaldías, mientras no salgamos del dictador. Es allí donde se mide la verdadera vocación de servicio de los eventuales aspirantes. ¿Apuestan a ellos y sus parcelas o apuestan al país?
Pablo Aure