El gobierno terminó de cruzar la línea que lo conducía a la dictadura. Dinamitó el mecanismo electoral que hacía posible una transición pacífica siguiendo las pautas establecidas en la Constitución para revocar a un gobernante, cuando su gestión pierde legitimidad de desempeño y recibe el rechazo, más que mayoritario, de la población.
Lo que ha ocurrido no es un triunfo gubernamental. Es el acto inconstitucional, desesperado y deschavetado de un régimen que sólo expresa los intereses de una minoría que se ha apoderado y maneja autoritariamente el aparato del Estado.
Todos sus últimos actos ponen en evidencia, hasta para los que no quieren tener ojos para verlo, que este gobierno está fuera de la Constitución Nacional. Así debe ser declarado por el único poder público nacional que conserva legitimidad y representatividad: la Asamblea Nacional.
La MUD pasa a ser el eje de un movimiento nacional, que vaya más allá de los partidos, para defender el derecho al voto, la urgencia de un cambio de gobierno, el acatamiento de la Constitución para restablecerla y la profundización práctica de la democracia que se haga incompatible con la continuidad de un gobierno que pretende controlar, oprimir y seguir sometiendo a la población a las peores calamidades.
El tema del diálogo y del acuerdo para salir de la crisis creada por el gobierno de Maduro debe favorecer la amplitud, la pluralidad y la unificación del país. Hay que materializar la acción conjunta, en rechazo a la autocracia, con todas las fuerzas, sectores y personas aún si antes apoyaron, por ideas o convicciones ideológicas, a la minoría que ha traicionado definitivamente lo que fue un proyecto de país.
Pero debe quedar claro que es imposible que haya impunidad con los responsables de delitos de lesa soberanía y de las sistemáticas vulneraciones a las normas constitucionales. La fortaleza futura de la democracia exige que no perdamos la memoria.
En adelante, el gobierno intentará mantener unas hilachas de formalidades democráticas para mareo de ingenuos. En adelante, las formas de lucha han de tomar en cuenta la verdadera naturaleza totalitaria del régimen y optimizar la ventaja de tener nuestro lado la razón social, democrática y constitucional. El objetivo es, reforzando el camino pacífico, lograr que la mayoría sume otras ventajas a su causa nacional y lograr que la compartan los factores que son necesarios para tener otro gobierno y fundar otro país.
@garciasim