El libre tránsito de personas entre países como principio universal y deseable en el mundo parece enfrentarse hoy a densas tempestades que persiguen alterar la opción individual de elegir sobre la base de emociones, preferencias, ideas y aspiraciones el sendero estimado para satisfacer proyectos de vida que preserven ante todo la dignidad humana. Desafortunadamente, en Venezuela nos hallamos hoy ante una frontera mucho más larga y calamitosa que aquella entre Ureña y Cúcuta, donde miles transitan no para descubrir y prosperar, sino para subsistir y recordar.
En su célebre texto Libertad de Elegir, Milton y Rose Friedman abordan el contraste entre la Alemania Oriental y Occidental de la postguerra de la siguiente forma: “A un lado de este muro, las calles y las tiendas brillantemente iluminadas son frecuentadas por una población alegre y bulliciosa. Algunos compran productos procedentes de todo el mundo (…) Hablan entre sí o con extranjeros sobre cualquier tema y expresan una amplia variedad de opiniones sin echar una sola mirada hacia atrás por encima del hombro. Una pasarela de menos de cien metros, después de esperar una hora en cola, rellenando formularios y esperando la devolución de los pasaportes, les llevará como nos llevó a nosotros al otro lado de este muro. Allí, las calles parecen vacías; la ciudad es gris y descolorida; los escaparates de las tiendas están apagados; los edificios, sucios (…) Una hora en Berlín Este es suficiente para entender por qué las autoridades levantaron el muro”.
A pesar de que en el nuestro no existan muros físicos, ello no ha impedido a la barbarie socialista configurar nuevas barreras opresivas por medio de leyes arbitrarias, controles primitivos y decretos de cierre condenables, que fuercen la conducta hasta límites degradantes de la condición humana –como lo es la expresión de triunfo y algarabía por adquirir un producto básico-, resignando con ello la otrora indivisible dignidad del hombre libre dueño no sólo de su vida y propiedad, sino arquitecto con su cultura, tradiciones y valores morales de eso que llamamos ciudad.
Los cinco puntos claves:
1.- Gobierno ocupa filial de papelera Kimberly Clark en Venezuela
2.- Gobierno impone más controles con la Misión Abastecimiento Soberano
3.- Agroisleña demandó a Venezuela ante el Ciadi
4.- Decretos de ocupación temporal afectan más de 217.000 m2 en Lara
5.- Jorge Barroso: Sucre es un municipio de propietarios, de cambio y progreso
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