Desde hace al menos cinco años comenzaron los brotes de enfermedades que estaban controladas y también llegaron males nuevos que rompieron las fronteras, y que no se han podido mitigar. Este 2016 se ubica como el año de las epidemias con 3 enfermedades que causaron estragos en la población por la falta de medicamentos e insumos para paliar las complicaciones que arrastraron, publica El Nacional.
ISAYEN HERRERA | IHERRERA@EL-NACIONAL.COM
El año pasado llegó el zika y en 2016 se sumaron 46.975 casos notificados, pero al menos 725.728 personas tuvieron síndromes febriles no explicados por otra razón que no fuera el virus. Con esta enfermedad empezaron complicaciones neurológicas como síndrome de Guillain-Barré y la microcefalia. También este año la malaria rompió récord de incidencia con 146.670 reportados hasta agosto y se propagó en 16 estados del país, luego de que desde 1961 el mal estaba controlado y solo tenía 6.000 casos anuales en los registros.
Ahora, a tres meses de terminar 2016 y luego de 24 años de erradicada, comienza una epidemia de difteria en el estado Bolívar. Esta enfermedad ya cobró la vida de 22 niños en esa entidad. Esta vez no es el vector incontrolable que desde 1989 trasmite el virus del dengue, y ahora zika y chikungunya, sino que la falta de vacunas hizo que volviera a aparecer este mal altamente contagioso que causa fiebre, amigdalitis aguda y la formación de una pseudomembrana en la garganta que obstruye las vías respiratorias.
El Ministerio de Salud en su memoria y cuenta de 2015 publicó proyecciones de coberturas para inmunizar a la población, pero no dio números concretos.
“Cuando llega el enfermo ya es la punta del iceberg; es decir, es la expresión de una cadena de eventos, de una serie de fallas y problemas que son determinantes en la incidencia de esa enfermedad en una comunidad”, explica la profesora de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, Carmen Teresa Fernández.
Vectores sin control. Este año, cuatro enfermedades simultáneas son trasmitidas por vectores: dengue, chikungunya, zika y malaria, pero el Boletín Epidemiológico continúa ausente desde julio de 2015.
“Para ese grupo de enfermedades nuevas como zika y chikungunya, la falla ha sido no haber respondido de manera oportuna a las advertencias de organismos internacionales para prepararse ante lo que venía”, explica el ex ministro de Salud, Carlos Walter.
El zika no solo traspasó fronteras, sino que el síndrome de Guillain-Barré afectó a 854 personas en el país, luego de presentar síntomas asociados a la enfermedad endémica. La enfermedad neurológica, además, causó estragos ante la falta de inmunoglobulina para frenar la paralización del cuerpo que produce este mal, que termina afectando las vías respiratorios y ocasionando la muerte por paros cardiacos.
Este hemoderivado se producía en la empresa estatal Quimbiotec, para abastecer a 95% de la población y se exportaba a 4 países de Latinoamérica. Las autoridades regionales confirmaron 8 defunciones en Lara, Anzoátegui y Aragua. Sin embargo, El Nacional confirmó 22 muertes. Sobre la microcefalia en bebés que nacen de madres que tuvieron la enfermedad estando embarazadas tampoco ha habido una declaración oficial, pero se constataron 61 casos en el país.
La malaria raspó al Ministerio de Salud en política sanitaria y tomó desprevenido al gobierno sin los insumos para abordarla. Walter denunció que durante la gestión del ex titular del ministerio, Henry Ventura, se hicieron los pedidos de forma tardía ante el Fondo Estratégico de la Organización Panamericana de la Salud.
La OPS en Venezuela publicó las órdenes de compra. Los lotes llegaron en enero y septiembre. Se esperan más en noviembre, y en diciembre llegará el Artesunato para tratar el paludismo grave.
La Asamblea Nacional empezó una investigación para que el Ministerio de Salud responda sobre 217 millones de bolívares que fueron aprobados en 2015 para salud ambiental y otros 87 millones de bolívares que se otorgaron por crédito adicional en 2016 y que no se han tramitado.
Sobre las muertes de todos estos padecimientos que estaban superados o se pudieron prevenir continúa el silencio.
“Creo que una nueva epidemia es la desnutrición. El paciente por tener su inmunidad alterada tiene efectos devastadores ante las infecciones”
Pedro Navarro, jefe de la cátedra de Medicina Tropical de la UCV