En una nueva teoría publicada en la misma revista en la que Einstein publicó sus artículos sobre la relatividad general, Robert Lanza, director de Astellas Global Regenerative Medicine y Dmitry Podolsky, de la Universidad de Harvard, pusieron a prueba la ecuación Wheeler-DeWitt. Sus resultados muestran que los efectos de la gravedad entran en acción demasiado tarde para romper la coherencia de las propiedades cuánticas, lo cual pone seriamente en duda que la gravedad sea responsable de la dirección universal de la flecha del tiempo, según relata PijamaSurf.
“Nuestro trabajo muestra que el tiempo no existe como algo que esté allá afuera corriendo del pasado al futuro, sino que es una propiedad emergente que depende de la habilidad del observador de preservar información de los eventos experimentados”, dice Lanza, quien es autor también de la teoría del biocentrismo, la cual sugiere que el espacio y el tiempo son constructos de nuestros sentidos biológicamente limitados. Y afirma de manera categórica “de hecho el observador crea el tiempo”.
Esta afirmación no es tan radical como podría parecerle a algunos, en realidad es algo que han señalado numerosos filósofos desde hace siglos y que se encuentra en las tradiciones místicas de diversas religiones. Consideremos algunas proposiciones filosóficas sobre la existencia del tiempo solamente como una creación de la mente o, mejor dicho, como un constructo relativo a la mente. Podemos hablar de un continuum espacio-tiempo-mente.