Independientemente del modelo económico, hay varios elementos que permiten caracterizar a un gobierno como una democracia y quienes incumplan esos criterios no se les puede catalogar como tales. Esos aspectos que definen a un gobierno como democrático son, el voto popular directo, secreto y universal para elegir al presidente de la República, diputados y gobernadores, la libertad de asociación política, la libertad de prensa, la separación de poderes, de forma tal que el Poder Judicial sea independiente tanto del Ejecutivo como del Legislativo y, relacionado con el ejercicio del voto, que éste sea un instrumento cierto de cambio de gobierno y no un mero instrumento para ganar legitimidad de origen o para perpetuarse en el poder.
La ideología marxista leninista, es decir el comunismo, por definición no es democrática porque según sus postulados la democracia es una formalidad que esconde la explotación de una clase sobre otra y, en consecuencia, de nada sirve que el pueblo vote o que haya libertad política y de expresión si no cambia el régimen económico. Claramente esto es una simplificación extrema que ha llevado a que los países guiados por esta ideología hayan implantado gobierno dictatoriales. No por casualidad todos los regímenes que asumieron el socialismo o el comunismo combinaron de cierta manera el control estatal de la economía, un esquema de partido único, inexistencia de libertad de expresión, el presidente o jefe de Estado o de gobierno es escogido por un cogollo burocrático y los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial son la misma y única entidad. Por cierto, en estos aspectos el comunismo y el fascismo son similares. Aunque al menos teóricamente, el marxismo leninismo es ateo, en los hechos logran conformar una especie de religión, basada en el culto a la personalidad, de manera que su Dios pasa a ser su líder eterno.
Existes muchas experiencias de gobiernos que han ganado elecciones mediante el voto popular y luego con el poder en la mano, degeneran hacia un ejercicio autoritario. Hay otros que sencillamente se declaran dictaduras como Cuba, donde durante más de medio siglo no se realizan elecciones directas, universales y secretas para elegir al presidente o donde no existen partidos políticos ni prensa independiente. En ese país todo el poder lo mantiene el Estado.
Cuando el Poder Judicial es utilizado para perseguir a los opositores o para anular las decisiones del Poder Legislativo en ese país no hay democracia. Tampoco la hay cuando el presidente de la República ordena o amenaza con encarcelar a sus adversarios políticos o al negar a los ciudadanos el ejercicio del derecho al voto para propiciar cambios que la Constitución establece. Por tanto, en estas condiciones los países conservan una fachada de democracia para conveniencia pero en los hechos dejan de serlo, porque la democracia en un ejercicio real que no se reduce exclusivamente al acto de votar cuando al poder se le ocurra convocar a elecciones.