El supertifón Meranti llegó hoy a la costa oriental de China tras su paso por Taiwán, donde causó nueve heridos, tres desaparecidos y gran devastación, según el Centro de Repuesta de Emergencias de la isla.
EFE
Meranti, el tifón más fuerte que ha afectado Taiwán los últimos 21 años, llegó a la ciudad de Xiamen (provincia china oriental de Fujian, frente a la isla de Taiwán) a las 03.05 de la madrugada del jueves (19.05 GMT del miércoles), según la agencia oficial Xinhua.
Al entrar en China, Meranti ha disminuido la velocidad de sus vientos, que ahora son de hasta 118,8 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 154,8, mientras que ayer llegaron a los 263 kilómetros por hora en Taiwán, según datos del Servicio Meteorológico Central de la isla.
En Taiwán, al menos 825.000 hogares sufrieron cortes del suministro de electricidad, según datos de la eléctrica Taipower, y los fuertes vientos hicieron volcar contenedores en el puerto de Kaohsiung, donde también se soltaron diez barcos de sus amarras, informó la autoridad portuaria de esa ciudad.
Una tienda fue totalmente destruida por los vientos y aguas del tifón, y las olas casi arrastran al mar a una ambulancia en Kaohsiung, según imágenes de la televisión isleña.
Como medida preventiva por el impacto del tifón, se apagaron dos reactores nucleares en Hengchun, en el sur de la isla, según un comunicado de la eléctrica Taipower.
La Tercera Central Nuclear de Taiwán, que alberga los dos reactores, sufrió ráfagas de viento de hasta 191 kilómetros por hora, lo que establece una marca en 120 años y da una idea de la fuerza de este tifón.
Aún no se ha recuperado totalmente el tráfico y la vida laboral en el sur de Taiwán, afectado por numerosas inundaciones y regado la zona de árboles, postes, vallas publicitarias, rótulos de empresas y señales de tráfico caídos.
Gracias a las evacuaciones y medidas de prevención, incluyendo el uso de decenas de miles de sacos de tierra para impedir que se inunden edificios e instalaciones, los destrozos causados por Meranti en Taiwán no fueron tan elevados como cabía esperar por la fuerza del tifón.