El mayor general Efraín Velasco llegó a Puerto Cabello con otras intenciones. En su plan estaba la inspección del lugar y anunciar al país solo números positivos. Pero no fue así. A su llegada, el presidente de Bolivariana de Puertos (Bolipuertos) y Autoridad Única del Sistema Portuario Nacional, se encontró con una cola de gandolas que lo sorprendió y que lo enfrentó con la realidad del terminal marítimo más importante del país: un retraso en el proceso manejado por funcionarios del Gobierno, reseña El Carabobeño.
Tampoco esperaba ser recibido por la paralización de actividades de los cinco mil 500 conductores de las unidades de transporte a granel, decisión que se tomó desde el jueves 25 de agosto para exigir a la Superintendencia Nacional de Gestión Agroalimentaria (Sunagro) la reducción de tiempos en la entrega de la guías de movilización que se habían incrementado en 3500% . “En principio no nos creía. Pensaba que se trataba de una acción política para detener el puerto”, relató Julio Abreu, presidente del Frente de Trabajadores a Granel y sus Similares (Fetragransipc).
Pero lo confirmó. Tras reunirse con los representantes de los transportistas pidió evaluar el proceso de cerca y pudo ver cómo funcionarios que operan las básculas estaban sin trabajar porque las máquinas no tenían tóner para imprimir las guías. Solo cuatro romanas de siete estaban en funcionamiento pese a que hace pocas semana se les hizo el recalibraje por el Servicio Autónomo Nacional de Normalización, Calidad, Metrología y Reglamentos Técnicos (Sencamer) y el mantenimiento de rigor de parte de la empresa Basmelca.
Las fallas ocurren justo cuando la importación de carga a granel comienza a recuperarse con la llegada de seis buques a la semana en promedio. Hasta mayo solo un barco de ese tipo se recibía en costas carabobeñas.
Mercancía sin despachar
Tres días duró el paro. Después de la reunión con Velasco, en la que también estuvo presente la autoridad única del puerto de Puerto Cabello, Rafael José Aguana, las gandolas comenzaron a cargar azúcar cruda, trigo panadero y para pastificio, maíz amarillo y blanco y harina de soya, mercancía que debe ser despachada en las líneas de producción de la agroindustria.
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