Diego Arria nos trae sus reflexiones sobre las recientes acciones del oficialismo y de la MUD respecto al “díalogo” que pretende el gobierno de Nicolás Maduro.
“Los intereses del gobierno no son los intereses del país, no son los intereses de sus gentes, ni de sus instituciones. La ingobernabilidad y la brutal represión del régimen, negado a permitir que instituciones religiosas o sociales alivien las penurias y dolencias del pueblo, carece de autoridad moral para llamar al diálogo y a la paz. Un diálogo político sin metas precisas, sin fases definidas y sin resultados previstos es inútil.”
Este no es el mensaje de un radical, como en muchas ocasiones he sido tildado, tampoco de un divisionista que busca dinamitar la Unidad y los partidos que habitan en ella; por el contrario, es parte del mensaje a la Nación del Consejo Nacional de los Obispos Venezolanos.
Me llama poderosamente la atención cómo estamos abandonando a los grandes aliados a la causa de la Libertad venezolana. El primero que abandonamos fue el del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, la Asamblea Nacional no lo hizo suyo, no lo difundió, no sacó un decreto, cuando esto es una sentencia condenatoria del régimen, y debería ser nuestro principal argumento. Aún así no lo hicimos.
Por otro lado, el Comunicado de Los Obispos, hemos debido adoptarlo inmediatamente, pues el comunicado más fuerte, serio y contundente que hemos tenido; ningún partido político ha emitido comunicado tan serio y responsable como el de la Iglesia Católica.
Los partidos políticos venezolanos han embarcado el futuro de nuestras libertades en una aventura muy peligrosa. Pero peligrosa no para ellos, sino para todos aquellos que tenemos cerca la oportunidad de utilizar todos estos argumentos de estos grandes amigos de la libertad.
Si los sres. Rodríguez Zapatero, Torrijos y Fernández quieren hacer algo bien por Venezuela, medien simplemente con el régimen para que acate las disposiciones constitucionales, que rescate los derechos de los venezolanos.