Los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP) fueron creados por el presidente Nicolás Maduro como la solución total a los problemas de distribución de alimentos, a precios regulados, en el país, publica Correo del Caroní.
Por Oriana Faoro/ [email protected]
No habría más colas, ni reventa ilegal de productos, ni desesperación por no poder obtener la comida porque, ahora, llegaría en una bolsa con todo lo necesario para subsistir por 15 días, a la puerta de casa.
Tres meses después, son más las quejas por falta de comida y por ausencia y precariedad de las bolsas de los CLAP. Las protestas con cierre de vía exigiendo la venta estatal, a través de esta célula (dominada por el Partido Socialista Unido de Venezuela) han aumentado y, con ello, la represión militar a este reclamo ciudadano.
El 11 de julio la Guardia Nacional (GN) reprendió con perdigones lacrimógenos dos protestas vecinales por alimentos que cerraron la avenida Guayana. El viernes 30 de junio los militares se acompañaron de motorizados armados para dispersar una manifestación por falta de comida en los supermercados de la avenida Manuel Piar de San Félix.
La solución que plantea el Estado, ahora, es la militarización total de la distribución de alimentos a través de la Misión Abastecimiento, a manos del ministro para la Defensa, general Vladimir Padrino López.
Atemorizados
Gilda Milano, vecina de Los Naranjos, estuvo presente en la manifestación del 16 de junio, cuando más de cinco barriadas aledañas a la vía a Upata cerraron el trayecto reclamando las bolsas de comida del CLAP. Recuerda cuando un grupo de motorizados, denominados por ella como colectivos, abrió la tranca vecinal violentamente y hasta robaron a varios manifestantes.
Estos residentes, un mes después de lo ocurrido, siguen sin recibir bolsas de comida, en palabras de Milano. “Eso fue pura perdedera de tiempo, pues”, dijo Milano, de Los Naranjos, en la vía a El Rosario.
El pdmercalito ubicado en esta comunidad no funciona desde diciembre. La jornada CLAP no ha aparecido más desde hace dos meses y, para subsistir, “se compra lo que se puede” en la reventa ilegal.
“Hasta los momentos no está planteado que volvamos a protestar porque los colectivos son un peligro y son los que están mandando. Nos estamos resguardando”, reconoció Milano. Se siente “de manos atadas, con mucha impotencia (…) yo le pido a las autoridades a que se aboquen a este problema, el pueblo de verdad tiene hambre y esto es un caos total”.
“Aquí van pa’ lante”
La Laguna, comunidad de la parroquia Dalla Costa de San Félix, forma parte de las vecindades que se han lanzado a la calle para pedir comida del CLAP. El 25 de junio tomaron la avenida Guayana para clamar por la jornada de bolsas de comida que no llegó sino dos semanas después.
No fueron reprimidos, pero cuando la primera bolsa del año llegó, tampoco quedaron satisfechos. Mercal les distribuyó el 2 de julio dos kilos de azúcar, tres kilos de harina de maíz, dos kilos de arroz, dos litros de aceite vegetal, dos litros de leche líquida y un paquete de galletas dulces.
Esperan con ansias a que este sábado 16 se cumpla la palabra de Mercal y venga la segunda, “y con leche en polvo”, ansía Jenny Brito, madre de tres hijos.
“Aquí la gente dijo que si la bolsa no viene esta semana, van a salir a trancar la calle. Aquí van pa’ lante, más bien, no les da miedo la Guardia” Nacional.
Aseguró que la noticia de la represión de las protestas del lunes no intimidó a la comunidad, que cifra sus esperanzas en el cumplimiento de Mercal para no tener que salir a manifestar.
Comida insuficiente
En el sector II de San José de Chirica, San Félix, han recibido las bolsas del CLAP dos veces en lo que va de año. “No hemos protestado, pero si es verdad la bolsa es insuficiente y por eso es que la gente se molesta”, dijo Larry Martínez, vocero del consejo comunal de la zona.
La primera bolsa llegó a finales de mayo y trajo dos kilos de arroz, dos kilos de harina de maíz y dos litros de aceite. Debía llegar a los 15 días, pero llegó el 28 de junio, con los mismos productos. Friosa no ha vuelto a aparecer.
“Eso que reparten es muy poquito. Quién va a comer 15 días con eso (harina, aceite y arroz), además que no lo traen cada 15 días. Por eso es que la gente se desespera”, añadió Martínez.
Al final del día, la intimidación militar o parapolicial no es el problema principal de los venezolanos, sino una mera consecuencia: en Venezuela no hay abastecimiento alimentario, pese a las continuas aseveraciones de funcionarios del Estado de que en Venezuela hay comida para tres países.
Los testimonios recabados para este trabajo lo demuestran. A falta de harina de maíz precocida industrializada, los ciudadanos adquieren harina de maíz pilado a más de 1.000 bolívares por kilo, compra que deben hacer diaria.
Brito compra crema de arroz para darles tetero a sus hijos, a falta de leche. Milano recuerda que este alimento se puede conseguir a 5.000 bolívares por cada kilo, en manos de revendedores ilegales… y ni siquiera es una oferta permanente, “a veces ni los bachaqueros tienen leche y un kilito de pasta te lo venden en 3.000 bolívares. Así estamos”.