En dos días el tío de Maritza Aular logra tener en su bolsillo más de lo que ella recibe como nómina en dos quincenas. Es una cuenta que él sacó hace unos meses y que lo hizo tomar la decisión de renunciar a su trabajo como vigilante por el que ganaba salario mínimo y todos los beneficios de ley. Ahora con la reventa de unos cuantos kilos de comida a sobreprecio alcanza a manejar diario alrededor de 10 mil bolívares.
Dayrí Blanco / El Carabobeño
“Es un fenómeno complejo”, aseguró el abogado especialista en materia laboral, Juan Carlos Pró-Rísquez, porque las empresas en el país solo pueden pagar a sus empleados lo que sus estructuras de costos le permitan. Por eso es que se debe fortalecer la convivencia laboral con una comunicación constante y afectiva con el personal para que entiendan el complicado panorama económico y tratar de retener la mayor cantidad de talento posible.
La mayoría de las compañías están trabajando a pérdida y no todas pueden seguir soportando esa situación. “En Venezuela una caja de pastillas para el dolor de cabeza cuesta 5,5 bolívares cuando en el resto de los países cercanos como Colombia está en 15 dólares”.
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