Nicolás Maduro utiliza los medios del Estado para difamar e insultar a un pueblo y a sus dirigentes. Desde esas cadenas absurdas, promueve el odio y la violencia, y muestra de ello es, los ataques constantes hacía dirigentes políticos, sociales, eclesiásticos, estudiantiles y sindicales, entre otros. Tal y como ha ocurrido contra nuestro líder y presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, a quien no sólo lo ha acusado de traición a la patria, sino de cuanto improperio se le ocurre en su soez lenguaje. No obstante, esos colectivos armados manejados supuestamente por el gobierno, están a la caza de cualquier actividad de la unidad para infiltrarse, causar muertes, destrozos y luego, inculpar a inocentes sembrándoles expedientes y criminalizándolos.
Sin embargo, ante la comunidad internacional y ante toda nuestra sociedad, queda claro que el único violento es Nicolás Maduro y su gobierno con doble moral, que ante la ausencia de una respuesta cónsona a la grave crisis que hoy sentimos y padecemos, responde con mentiras y violencia, porque claro está que no hay voluntad humana ni política para sacarnos de este atolladero en el que nos metió la revolución.
Lo que más duele al ego de Maduro es que no cuenta con pueblo que le acompañe en cualquier experimento fuera de la Constitución para mantenerse en el poder, y con la activación de la Carta Democrática por parte de la OEA, quedó desenmascarado ante el hemisferio y derrotado en una política “diplomática” e hipócrita que pretendía hacer ver que en Venezuela todo marcha bien, y que factores externos y opositores a su gobierno, quebrantan la estabilidad del país, cuando el peor verdugo que hemos tenido los venezolanos es, precisamente, una farsa de revolución manejada por una minúscula cúpula que sin piedad, ha vertido todo su odio y toda su furia contra un pueblo débil y desarmado.
Aquí llegó la hora de la verdad, no hay cabida para medias tintas en ningún sector del acontecer nacional. Hay que definir de que lado se está, del lado de Maduro, de la miseria y la violencia; o del lado del pueblo, de la democracia, de la justicia y del cambio.
Yo le recuerdo al presidente Nicolás Maduro que su acto de instigación al odio y a la violencia, es un delito, y que ese expediente hoy silenciado por los poderes que ejercen justicia, cómplices, va en ascenso. Cada violación a los derechos humanos, cada negación de medicinas para nuestros enfermos, cada acto de corrupción cometido por su gobierno, y cada acto desapegado a la Constitución Nacional, son un delito que más temprano que tarde tendrán que pagar, porque los crímenes no prescriben y estos gobiernos autoritarios, son derrotados democráticamente por los pueblos, cansados del abuso y el chantaje.
Las cartas están echadas, y los ojos del mundo están en las actuaciones del Consejo Nacional Electoral, porque no pueden seguir dando largas a lo inevitable, y es que este mismo año vamos a revocar a Maduro y su política de exterminio. Este pueblo está decidido a un cambio, y aun muy a pesar de la violencia y la persecución, no tenemos miedo y vamos pa encima. Venezuela este año recuperará su estado de derecho y el hilo constitucional, hoy en riesgo por un gobierno corrupto, inmoral e ineficiente.
@cleverlaraad