Buscamos la opinión del politólogo José Vicente Carrasquero sobre el proceso de “diálogo” que ha anunciado Nicolás Maduro utilizando para ello como oficiantes a los expresidentes Rodríguez Zapatero, Martín Torrijos y Leonel Fernández. Carrasquero, excoordinador de la Maestría en Ciencia Política, tiene una opinión crítica de ese proceso. Entérese porqué
El gobierno ha tomado la iniciativa de un diálogo con la oposición. ¿Cómo valora esta acción del presidente Maduro?
Lo primero que hay que decir es que la acción comenzó un paso más adelante. Digo esto porque no hubo un acuerdo previo sobre quienes debían ser los facilitadores de dicho diálogo. Es una convención que los negociadores o facilitadores sean escogidos de mutuo acuerdo por las partes. En este caso, Maduro propuso a tres ex presidentes que estuvieron asociados al gobierno venezolano. No hubo la propuesta de incorporar a una persona, independientemente de su rango, que fuese presentada por la oposición.
Siendo así, ¿qué se puede decir de este proceso de diálogo?
Es difícil no tener dudas. El gobierno presenta unilateralmente esta propuesta en momentos en que la comunidad internacional pone en duda el carácter democrático del régimen. El llamado a una mesa de reuniones pretende ser un gesto de buena voluntad en la que el gobierno pretende presentarse como dispuesto y abierto a una búsqueda conjunta de soluciones. Esto con la finalidad de mejorar su imagen internacional. Sin embargo, busca a la UNASUR como garante de ese diálogo al tiempo que rechaza que el mismo se de en la OEA. Esto ya de por sí, es sospechoso. ¿Qué posición puedo mantener en un foro que no pueda defender en otro?
¿Cuál es entonces la intención de llamar a un diálogo?
Como te mencioné anteriormente es una decisión antiséptica. Buscan lavar su imagen. Despojarla de cualquier duda en cuanto a las denuncias que se han venido haciendo internacionalmente. Es una forma de rebajar la presión que viene del exterior haciendo pensar que si hay diálogo, eso significa que disminuyen las tensiones.
¿Qué podemos decir de las condiciones para la existencia de un diálogo?
Además de la necesidad de una discusión previa sobre las condiciones en las que se tiene que dar dicho proceso, es necesario la liberación de presos políticos. Eso pasa por la aceptación de la existencia de tal anomalía que mantiene al gobierno bajo el escrutinio internacional. Luego tiene que haber un reconocimiento de las instituciones, resolución del caso de los diputados de Amazonas, un comportamiento decente y apegado a la norma del TSJ y hay que mencionar un papel menos deliberante de los altos mandos militares. Luego, por supuesto, tiene que haber una agenda y unos tiempos.
¿Qué le parece hasta ahora el comportamiento de los mediadores propuestos por el gobierno?
Lamentablemente hay que decir que a estos señores se le ven las costuras. Hay que recordar las opiniones vía redes sociales del señor Samper respecto al problema del desabastecimiento. Luego hay que decir que los ex presidentes propuestos fueron en su momento muy cercanos al gobierno venezolano. El caso del señor Zapatero llama particularmente la atención. Uno se pregunta por qué se reúne con Leopoldo López con una agenda secreta y deja de lado al resto de la MUD. Lo primero que uno debe pensar es que está buscando generar un cisma en la oposición. Luego hay una reunión con la esposa de Leopoldo también muy larga y nuevamente con una agenda cerrada al público. Es el clásico estilo de un emisario y no el de un negociador.
¿Fue la reacción de Leopoldo la más adecuada?
Se sabe poco de lo que se habló en esa reunión. Últimamente han salido a relucir algunos datos como la conformación de la Sala Constitucional del TSJ. Esa propuesta es de suyo anticonstitucional. No se puede pensar que hay 7 jueces del gobierno, otros 7 de la oposición y un fiel de la balanza. Los jueces son concebidos en la carta fundamental como independientes de afiliaciones políticas presentes y pasadas. Hacer esta propuesta nos pone en la categoría de república bananera.
En todo caso, hay que decir que Leopoldo López no actúo unilateralmente y que su comportamiento estuvo apegado al espíritu unitario que ha venido demostrando la oposición en los últimos años.
¿Cree usted que los mediadores pueden ejercer sus funciones con la verticalidad que el momento necesita?
Una forma de garantizar eso es incluyendo facilitadores propuestos por la oposición. De forma contraria, el diálogo se estaría dando con un negociador inclinado a darle viabilidad a las posiciones del gobierno y frenando las de la oposición. Un grupo de facilitadores acordado por las partes no es garantía de éxito del diálogo pero allana las actitudes recelosas que se puedan presentar de no tenerse ese mecanismo de equilibrio.
Se ha dicho que se están buscando reuniones de Zapatero con actores de la oposición pero no necesariamente con los representantes de la MUD. ¿Qué opinión le merece esto?
No extrañaría que esas diligencias fuesen ciertas. La reunión con López tomó a todos por sorpresa. Eso es un indicador de que se podría estar buscando interlocutores alternativos para dar la impresión de que ya hay un diálogo en curso. En ese sentido la posición de la MUD ha sido clara. Sin embargo, ante la opinión pública internacional tendría un impacto importante y favorable al gobierno el que el señor Zapatero pudiese mostrar pruebas de haber sostenido reuniones con personeros de la oposición y haber llegado a algunos acuerdos previos.
Esto es lo que me hace sostener que Rodríguez Zapatero no se está comportando como un negociador sino como un emisario del gobierno. Está interesado en mostrar un elemento que se pueda presentar para congelar las acciones que se pudieran tomar en la OEA o en UNASUR.
¿Por qué el gobierno venezolano prefiere a UNASUR sobre la OEA?
Hay que recordar que UNASUR es promovido por Chávez como un foro de países en el que se buscaba eliminar la influencia de los Estados Unidos. Es un mecanismo mucho más cercano al gobierno venezolano y en el que le sería más fácil obtener decisiones favorables a la posición oficial venezolana. Para poner un ejemplo, ante UNASUR, Maduro prometió que se realizaría la auditoría de los resultados electorales. La revisión del CNE no fue una auditoría y UNASUR de todas maneras la aceptó como válida. (lapatilla.1eye.us)