Para Luis Almagro (Paysandú, Uruguay, 1963), la única forma de que Venezuela pueda empezar a salir de su crisis es que se celebre el referéndum revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro, se libere a los presos políticos y se permita la entrada de ayuda.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) considera que no se puede dilatar mucho más una solución y advierte de que el diálogo dirigido por tres expresidentes que ya está en marcha no debe convertirse en un “mecanismo para ganar tiempo”.
Esta semana, 34 países de las Américas se reunirán en la sede de la OEA en Washington para hablar, por primera vez en mucho tiempo, del estado real de la democracia en Venezuela, un encuentro que Caracas ha querido evitar a toda cosa.
Pregunta. Activó la Carta Democrática Interamericana para Venezuela pese a la oposición de algunos Gobiernos, empezando por el de Maduro. También presentó un duro informe sobre la situación. ¿No había otra forma más conciliadora de actuar?
Respuesta. Se trata de abordar temas que de verdad preocupan a los venezolanos. Salirnos de formalismos y pasar a la sustancia de lo que deben ser las soluciones. Hemos hecho recomendaciones muy concretas, algunas de las cuales son más imperativas: el referéndum, la liberación de los presos políticos y abrir canales de asistencia humanitaria internacionales son las tres prioridades de Venezuela.
¿Cuánto podríamos haber resuelto si hubiéramos abierto ya el canal humanitario? Se hubieran evitado saqueos, tres muertos, cientos de heridos, detenciones arbitrarias… no hay margen para seguir hablando de las cosas sin esperar soluciones para los problemas reales.
P. ¿Cualquier salida pasa por esos tres elementos?
R. Esa es la solución a corto plazo. Y no son cosas imposibles para el Gobierno. Ha hecho referendos de forma expedita antes.
La liberación de presos políticos también es algo que puede resolver mañana, como abrir un canal de asistencia humanitaria. Son cosas que le están costando mucho a la sociedad venezolana y que están pagando en vidas humanas, en la situación institucional completamente anómala. Y hay cosas estructurales, un equilibrio justo de poderes es fundamental para la democracia.
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