En Venezuela, uno de los estados que siempre ha destacado por su esplendoroso derroche de atención y jocosidad es el Zulia. Esta entidad rica por naturaleza, variada de excelencia, hoy en día se ha convertido en la cuna de las desidias.
El desgobierno se apoderó de la entidad y la decadencia reina en cada una de sus calles. Falta de servicios, basura, escasez, delincuencia, han convertido al maracucho en una ser sin escrúpulos.
Aprovechándose de la grave situación que atraviesa el país la “profesión” del bachaqueo desangra los bolsillos de los zulianos. No solo por la reventa de productos nacionales a altos costos, sino la venta de rubros importados que sustituyen la demanda de los faltantes en los anaqueles.
En muchos establecimientos comerciales lo que se consiguen son productos importados como harina de maíz, elaborada y envasada en Colombia, así como también los de aseo personal, limpieza y comestibles a precios exorbitantes.