Son las tres de la tarde de un martes y la sede de la farmacia Locatel en Miami (EE.UU.) está vacía. Pero el teléfono no para de sonar.
En un espacio de 30 minutos, llegan tres recetas médicas por fax. Al mismo tiempo, una de las farmacéuticas responde por teléfono las dudas de su interlocutor sobre la posibilidad de comprar una droga y que la envíen a Caracas.
“Estamos absolutamente sumergidos en llamadas desde Venezuela”, le dice a BBC Mundo Walter Cohen, gerente general del grupo Locatel, una cadena de farmacias fundada en Venezuela en 1994 que abrió dos sucursales en el sur de Florida diez años después.
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