El esquema de racionamiento de agua reestructurado el pasado 15 de febrero, por orden del gobernador, Francisco Arias Cárdenas y el ministro de Ecosocialismo y Aguas, Ernesto Paiva, donde las comunidades de los seis municipios afectados por el agua pasarían a tener agua por 36 horas, y esperarían por ella unas 144, no se cumple en ningún sector. El señor Juan Molina no tiene agua ni para el café que sale a vender. Contó que una familia del sector Amparo, le regala medio botellón y debe dividirlo para el café y medio bañarse. En su casa, ubicada en San Isidro el agua no llega desde hace dos meses.
A esta denuncia se le suma las intermitencias con las que llega el agua al barrio Cerro de Marín, donde aparece solo por veinte minutos, cada seis días. Va y viene. Aquí, la señora Anggy Salazar debe madrugar y hasta perder días de trabajo pues un cisterna, si logra entrar al barrio, les cobra 22 mil bolívares.
Ambas medidas, el horario de llegada del agua, y los precios justos de los camiones cisternas, han sido devorados por los dueños de estas unidades, y evaporados por los fenómenos El Niño, que a juicio de las autoridades es el mayor causante del desastre de la sequía.
La realidad es que desde los sectores más humildes, hasta las zonas donde regularmente funcionaba el servicio, este ha fallado dejando un hoyo en el bolsillo semanal.
En Villa Sabanera, ubicada en el Varillal, la comunidad recibe el servicio cada ocho horas. Ahí, deben cancelar 7 mil bolívares por camión que solo da abasto para unas cuatro familias.
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