“A esa mujer la quieren matar”, le dice una señora a su acompañante, mientras se detienen en la plaza Brión de Chacaíto, en Caracas, para ver a Lilian Tintori. La esposa del dirigente opositor Leopoldo López había llegado segundos antes en compañía de la esposa de Antonio Ledezma, Mitzy Capriles. Sus maridos están presos pero ellas han dado la cara por ellos en esta campaña electoral. Tras haber recorrido 20 de los 23 estados de Venezuela, este domingo habían llegado a Caracas con el evento Todos por la libertad, publica El Mundo de España.
ANDREÍNA ITRIAGO/ @inaitriago
La multitud abre paso para que las dos mujeres lleguen hasta la tarima que ha sido dispuesta para la actividad. Inmediatamente las rodean periodistas, simpatizantes y curiosos. Una familia que viene de participar en una carrera, acerca a su hija. “¿Ahí la ves?”, pregunta el padre. “¡Sí, papi!”, contesta ella, evidentemente emocionada. Del círculo salen dos mujeres mayores. “Al menos estuviste cerquita de ella”, le dice una a la otra. Con sonrisas en sus rostros por la meta alcanzada, siguen su camino hacia el bulevar de Sabana Grande.
Un portavoz del evento pide un aplauso para la madre de Leopoldo López, “que se escuche en la cárcel de Ramo Verde”. Ahí se encuentra recluido el dirigente opositor desde que se entregó a las autoridades venezolanas, en ese mismo lugar, el 18 de febrero de 2014. Ese día había muchas más personas en la plaza, de las que acudieron este domingo. Les pregunto a quienes tengo alrededor por qué asistieron en esta oportunidad. Unos me dicen que vieron la invitación que hizo Tintori por las redes sociales, y que replicaron algunos medios. Otros, que están de paseo y se detuvieron al ver la congregación. La gran mayoría asegura que viene de participar en la gira de la oposición por todo el país.
Algunos bordean la concentración con indiferencia y siguen de largo. Una buena parte de ellos entra en una tienda de ropa infantil que está a pocos metros de la tarima. Me acerco. Adentro puedo escuchar a los candidatos y representantes de la oposición que toman la palabra en la actividad. Al igual que muchos establecimientos comerciales, toda la mercancía tiene un descuento del 30%, “siguiendo el lineamiento del Comando Nacional de Precio Justo y apoyando la medida del precio máximo de venta al público”, como especifican en un aviso.
Tomo un pijama de Navidad para mi hijo. Con el descuento, al cambio del mercado negro, queda en unos 6 euros (unos 24 euros según Simadi, una de las tasas oficiales). Veo a padres escoger “los estrenos” del 24 y del 31 de diciembre para sus hijos. Otros buscan regalos. El costo de un conjunto, con el descuento, equivale -y en algunos casos supera- al salario mínimo de un venezolano. Sin embargo la fila para pagar es larga.
‘No es fácil estar en la tarima’
Pronto desisto y vuelvo a la actividad, justo en el turno de palabra del comediante Laureano Márquez. Le escucho decir: “No es fácil estar en tarima en estos momentos”. No da detalles pero todos entendemos perfectamente a qué se refiere. Apenas cuatro días antes, en un acto en el estado Guárico, un dirigente opositor se encontraba en la tarima con Tintori cuando le dispararon y le asesinaron. Ha sido la séptima agresión que sufre la oposición en el marco de esta campaña, según una cronología publicada por El Nacional.
En las inmediaciones de la plaza, veo solo a un par de efectivos de la Policía Nacional Bolivariana. Camino hacia el bulevar de Sabana Grande y me consigo con una docena de ellos y con un par de guardias nacionales. Están en actitud relajada, hablando entre ellos. Algunos reposan sobre sus motos. A pocos metros, todavía en Chacaíto, hay un toldo rojo pequeño, con afiches de los candidatos a diputados del oficialismo. Adentro no hay nadie pero sí unas cornetas por las que se escucha música llanera.
Atrás quedó la concentración de la oposición. En los 1,6 kilómetros de extensión del bulevar, aún hay tiendas cerradas. Unas cuantas zapaterías están abiertas. Veo a muchas personas adentro de los establecimientos pero a pocas en las cajas. Pregunto por un par de zapatos para mujer y me dicen que cuestan 20.000 bolívares. Es decir, poco más de dos salarios mínimos.
Regreso a la plaza Brión, donde continúa la actividad. Es casi la 1:00 pm y el sol está inclemente. Decido refugiarme con un grupo de personas debajo de unos árboles de la plaza. A mi lado un hombre le murmura a una muchacha: “¿Lilian es candidata?”. Inmediatamente su interlocutora le contesta: “No”. A siete días de las elecciones, ese hombre no sabía quiénes eran sus candidatos a la Asamblea Nacional. La llegada de estos al evento había pasado desapercibida, en comparación con la de Tintori. Pero ahí estaban, junto a ella, en tarima.
Más temprano, cuando llegué a la plaza, había tenido la oportunidad de conversar con un colega periodista. Me contó que era el primer acto de campaña que cubría.“Esta campaña es rara”, me dijo.
Efectivamente lo es.