En Siria, un país devastado por la guerra, una niña fue víctima de la guerra civil antes de nacer.
La recién nacida se llama Amel, o “Esperanza”, debido a lo que ha sobrevivido en sus primeros días de vida en Alepo. Ella vino a este mundo con una cicatriz de la guerra en su frente.
Su historia es un ejemplo trágico de las pérdidas humanas de una guerra que ha cobrado decenas de miles de vidas y ha impulsado a millones de personas a huir. Mientras los líderes europeos le hacen frente a una afluencia de inmigrantes y refugiados que ingresan a través de sus fronteras, la historia de Amel proporciona la explicación de por qué está ocurriendo esta migración masiva.
Un ataque aéreo, supuestamente llevado a cabo por las fuerzas del gobierno el 18 de septiembre, dañó varias casas en una zona residencial de Alepo, entre ellas la casa donde vive una mujer llamada Amira y sus hijos, dijeron los testigos y los médicos a CNN.
Amira, quien tenía nueve meses de embarazo, y tres de sus hijos resultaron heridos en el ataque y fueron trasladados a un hospital cercano, dijeron los testigos.
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