“Aun teniendo la oposición el 70% de los votos, ello no significa que obtendrán el 70% de las curules”
Venezuela padece de sensibles debilidades institucionales. Una de los principales es precisamente la variable electoral. La oposición lo sabe a profundidad y así lo ha denunciado nacional e internacionalmente. Algunos de los vicios son la inconsistencia del REP, el voto asistido, el uso indiscriminado de recursos del Estado en propaganda oficial y la modificación de circuitos electorales. Y en este punto nos queremos detener. El denominado gerrymandaring o distribución del electorado, pasa por evaluar que en losestados llaneros se eligen 35 diputados donde el Chavismo ancla. Son Barinas: 6, Portuguesa: 6, Delta Amacuro: 3, Guárico: 5, Cojedes: 4, Yaracuy: 5, Trujillo: 6. En otras zonas urbanas como Aragua (8), Distrito Capital (10), Carabobo (10), Lara (6) y Falcón (6), la maquinaria oficial aun tienen control y movilización. En total, 75 diputados, donde el Chavismo puede repetir 28 en los llanos y 22 en el eje centro-occidental. Vale agregar que los Estados fronterizos (Zulia/15, Apure/5 y Táchira/7), suman 29 diputados y un millón y medio de electores. En este escenario el Chavismo podría ir al 6D, con una preferencia base de 50 diputados. Si agregamos el estado de excepción, y posible diezmo por inmovilización, más la cuota residual que podrían obtener en el resto del país, una bancada roja podría frenar una mayoría calificada de 110 Diputados (2/3 del capitolio) o 99 Diputados (3/5) de la oposición. La mayoría simple si sería lo plausible: 90-85, Diputados/oposición Vs. 75-80, oficialismo.
Actualmente la AN la componen 165 diputados. 100 del Bloque oficial y 65 opositor. El PSUV lidera la bancada oficial, 96/100) y AD 33/65. Para tomar decisiones de mayoría simple, se necesitan 83 Diputados. Esta mayoría decidela selección definitiva de los Magistrados del TSJ (Art.264); autoriza el enjuiciamiento del PDR por parte del TSJ (Art.266); remueve integrantes del Poder Ciudadano, previo pronunciamiento del TSJ (Art.279); aprueba Decreto de estado de excepción (Art.339), enmienda a la CN (Art.341); reforma de la CN (Art.343) o decide la incapacidad física o mental del PDR, certificada por junta médica designada por el TSJ (Art.233). Declara el abandono del cargo (Art.233), prórroga por 90 días por falta temporal (Art.234), o si supera 90 días consecutivos, considera la falta absoluta (Art.234).
Con 2/3 de la AN o mayoría calificada de 110 diputados, pueden admitir todo proyecto de Ley Orgánica (Art. 203); remover a los Magistrados del TSJ (Art.265); escoger los titulares de los órganos del Poder Ciudadano (Art. 279); convocar a una AN Constituyente (Art. 348); decidir destitución mediante voto de censura del VP o Ministros (Art.187)…Y mediante mayoría calificada de tres quintas (3/5) partes de los Diputados (99 Diputados), la AN puede sancionar las Leyes Habilitantes (Art.203); aprobar la moción de censura y remoción al VP y Ministros (Arts.240/246); designar o remover integrantes del CNE previo pronunciamiento del TSJ (Art.296).
Aun teniendo la oposición el 70% de los votos, ello no significa que obtendrán el 70% de las curules. Una mayoría simple podría producir decisiones políticas relevantes cómo una Ley de Amnistía vía referéndum, calificar la capacidad del PDR para ejercer el cargo, censurar Ministros o promover enmiendas. Pero no promover una Constituyente, remover Ministros, Magistrados del TSJ o del CNE. Para ello se necesita la mayoría calificada (que ninguna de las bancadas obtendrá a nuestro juicio). Con una misma estructura de poder (TSJ, CNE, MP y PDR), una nueva AN sin mayoría calificada, tendría dificultades para legislar, controlar y postular. A partir de esta realidad la dirigencia de oposición ha creado una expectativa muy elevada sobre las parlamentarias del 6D. Igual iremos a votar. Pero hagámoslo bajo esquemas serios que convoquen un esfuerzo ciudadano superior y sobre todo, posterior. De lo contrario volverá la frustración, y una victoria se convertirá en derrota, por triunfalismo exacerbado. El tema es no reducir en un evento y una clase política, toda la responsabilidad y todo el futuro. Es convocar con la verdad. Traicionarla -como espetó el escritor hispano, Rafael Sánchez, al líder de Podemos Pablo Iglesias, cuando confesó desenfadadamente “yo soy comunista” -es desconocer el pasado. Para serlo [comunista] el columnista le recordó entre otras verdades, cómo ellos en nombre de la república “quemaron 1.612 iglesias, destruyeron otras 4.656 y asesinaron 20.000 religiosos por toda España a hachazos, cabeza corta y otras atrocidades delante de madres, hijas o hermanos.
El 6D no termina la historia. Recién continúa la lucha. Y espero que no sea sentados a la víspera de una próxima elección…
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