En la brutal arremetida de los principales personeros del régimen contra los sectores de oposición, y conscientes de la estruendosa derrota electoral que les viene encima, tratan de imponer lo que ha sido su estrategia durante esos 16 tortuosos años contra el pueblo: desviar la atención sobre sus propias culpas del desastre que vive el país y atribuírselos a quienes lo adversan políticamente.
Está muy claro para la mayoría de los venezolanos quiénes son los verdaderos, y de dónde provienen, los malandros que tanto daño han venido causando al país en las distintas áreas. Quién, por ejemplo, puede dudar por qué la economía llegó al punto de quiebre en el que hoy se encuentra la Nación, precisamente en momentos cuando los ingresos en dólares por concepto petrolero llegaron al más alto nivel de toda su historia en Venezuela. Que recuerde Maduro, si es que se le olvidó, quiénes, de acuerdo con el testimonio de personas claves de su propio entorno político y gubernamental como Jorge Giordani “rasparon la olla” enriqueciendo, a través de Cadivi, al grupo de compañeros de promoción militar del entonces presidente del organismo. Fueron “casi 215 mil millones de dólares” –dijo– los que salieron de Venezuela, entre los años 2004 y 2012, en el marco del control de cambio, gran parte de los cuales se esfumaron bajo el pretexto de compra de alimentos que nunca llegaron al país. También Giordani denunció en su famosa carta, el escandaloso desvío de recursos de la Nación en el financiamiento de la campaña electoral destinado a la reelección de un presidente, el “comandante eterno” que ya se sabía desahuciado. Recordemos lo expresado por el entonces Ministro de Finanzas del régimen al referirse a lo que representó tal erogación: fue “un gran sacrificio económico y financiero” para la Nación “a niveles extremos”. ¿Fue la “extrema derecha”, Presidente, la que gastó esa realada, o fueron sus camaradas?
Y qué decir de aquel grupete de “gerentes” de Pdvsa responsables de la pérdida de más de 130 mil toneladas de alimentos, en operaciones iniciadas a partir del año 2008 donde se evidenciaron sobreprecios y adquisición de productos en avanzado estado de descomposición, con pérdidas millonarias aún no declaradas públicamente por los órganos a los cuales les correspondería pronunciarse públicamente como las cuestionadas Contraloría General de la República y Asamblea Legislativa, al punto que los mencionados como responsables de aquel fraude a la nación disfrutan de libertad plena e incluso con participación activa en la campaña electoral del 2012. Pero estos auténticos malandros son intocables personajes allegados al propio régimen, y sobre ellos no pesa condena ni retaliación de ninguna especie, no obstante a que a partir de dichas corruptelas comenzó a evidenciarse la crisis en la oferta de alimentos que hoy padece la población venezolana, y todos imaginamos las razones. Pero según Maduro, también la escasez de productos alimenticios forma parte de una “estrategia de la derecha” contra el pueblo.
También es necesario recordar al señor Maduro que entre las personas señaladas como integrantes de los carteles del narcotráfico por medios periodísticos, basados en fuentes de seguridad de Estados Unidos y de ciudadanos venezolanos que en algún momento fueron gente de la plena confianza del régimen, no figura precisamente ninguna de la “derecha”, sino todo lo contrario, personajes activos y de alta responsabilidad en su propio gobierno y en la conducción del partido que lo soporta. Y usted sabe perfectamente quienes son, Presidente.
Entre otras, la más reciente acusación pública apunta hacia ese sector que Maduro identifica como de “derecha”, poniendo el énfasis en quién él está consciente que tiene una importante opción a una candidatura para las próximas elecciones presidenciales, como es el líder de Primero Justicia Henrique Capriles. Pues ahora resulta que estos pandilleros son creación del gobernador de Miranda. Si no fuera porque ya conocemos la orientación del régimen en materia comunicacional, fundamentada en la propaganda sobre bases engañosas y absolutamente apartadas de la obligación constitucional de informar verazmente sobre los asuntos del Estado que competen a la población, nos sorprendería enormemente tan falaz imputación. Hablando de esto, aprovecharíamos para preguntarle al Presidente por qué no ha habido una información oficial sobre estos actos de corrupción señalada, y por qué el “autónomo” Banco Central de Venezuela no suministra datos sobre índices de precios y otros de su competencia que revelan la gravedad de la situación económica del paìs?
Vamos hacer una cosa, señor Presiddente, aprovechando que tiene un programa de televisión y además puede encadenar a toda la red de radiodifusión y televisión, pública y privada, entreviste públicamente a su ex ministro de Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, para que le aclare su “duda” en relación con la procedencia de esos malandros que hoy gobiernan los territorios de paz. Vaya, lo retamos a que desmienta la versión que maneja el público no influenciado por su discurso, de que el nuevo tipo de violencia que hoy padece el país tiene su origen en los llamados colectivos, armados por la “revolución” y en los sindicatos patronales surgidos de actividades vinculadas al quehacer gubernamentales (construcción y siderurgia, especialmente) y convertidos en las bandas y megabandas que hoy usted vincula al gobernador de Miranda. Despues que lo haga, señor Presidente, nos responde a todos: “¿De quién son realmente esos malandros que ahora dice combatir?
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