El presidente de EEUU, Barack Obama, recibirá este martes a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en una visita aplazada durante casi dos años en la que la Casa Blanca espera desterrar las tensiones del espionaje estadounidense y potenciar el comercio bilateral, con acuerdos concretos. EFE/Lucía Leal
Obama recibirá a Rousseff con una cena este lunes en la Casa Blanca y una reunión de trabajo el martes, en la que se espera una agenda centrada en el comercio, el cambio climático, la defensa, la educación y la actualidad regional y global.
La visita estaba inicialmente programada para octubre de 2013, pero Rousseff la canceló tras enterarse, por las revelaciones del exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) Edward Snowden, de que ella misma había sido víctima del espionaje estadounidense.
La crisis de confianza que tensó entonces la relación bilateral se ha corregido progresivamente, en especial a raíz de la reunión que mantuvieron Obama y Rousseff durante la Cumbre de las Américas en abril pasado en Panamá, donde mantuvieron una conversación “franca” al respecto, según la Casa Blanca.
“Creo que esta visita verdaderamente indica hasta qué punto hemos pasado página (al espionaje) y estamos avanzando”, dijo esta semana el asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, en una conferencia de prensa telefónica.
En ese sentido, no se espera durante la visita una disculpa oficial de Obama por el espionaje del pasado, una práctica a la que no acostumbra la Casa Blanca y que entorpecería su claro deseo de reemplazar las tensiones por avances concretos en la relación.
“Creemos que existe el potencial de llevar nuestra relación a un nuevo nivel en muchas áreas”, aseguró Rhodes.
Se espera que los dos mandatarios anuncien acuerdos concretos en especial en el área de comercio, un tema que, según los expertos, interesa especialmente a Rousseff para reactivar la economía de Brasil y superar el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras.
Estados Unidos, por su parte, quiere satisfacer el “interés sustancial de la comunidad empresarial estadounidense en Brasil” de mejorar las condiciones de comercio e inversión, según Rhodes.
Actualmente, Estados Unidos y Brasil “intercambian 100.000 millones de dólares anuales en comercio, el doble que hace diez años”, y Washington cree que “se puede duplicar de nuevo” esa relación comercial “durante la próxima década”, afirmó a periodistas otro funcionario de la Casa Blanca, Mark Feierstein.
“En esta visita se darán pasos que nos llevarán en esa dirección”, añadió Feierstein, que ocupa el cargo de director para Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Por otra parte, Obama quiere hablar con Rousseff sobre cambio climático, dado que Brasil, al contrario que EEUU, todavía no ha entregado su compromiso formal para reducir las emisiones de carbono a partir de 2020, un paso previo a la cumbre sobre clima de la ONU que se celebrará en diciembre en París.
El vicepresidente de EEUU, Joe Biden, dejó clara la importancia de lograr un “acuerdo sólido” en París durante una conversación telefónica con Rousseff el jueves pasado.
“El mundo presta mucha atención a las reuniones entre grandes economías en el contexto de las negociaciones de París, así que creemos que una fuerte señal en esta reunión podría dar un impulso adicional al proceso”, aseguró Rhodes.
No es probable que Rousseff anuncie el compromiso de Brasil desde la Casa Blanca, pero sí “dará algunas indicaciones sobre hacia dónde se dirige” su país, según pronosticaron Timmons Roberts y Guy Edwards, dos expertos del centro de estudios Brookings, en un artículo publicado en la página web de esa institución.
A Estados Unidos también le interesa hablar de cómo aumentar los viajes en ambas direcciones, aunque según Feierstein, harán falta más encuentros para poder anunciar la entrada de Brasil en el programa de exención de visados del Departamento de Estado.
En cuanto a la política internacional, se espera que Obama ponga al día a Rousseff sobre el avance del proceso de normalización de relaciones entre EEUU y Cuba.
También hablarán sobre Venezuela, porque Estados Unidos “ha apoyado los esfuerzos de Brasil y otros países del continente para apoyar la estabilidad y la prosperidad” en ese país venezolano con el fin de que “responda a la voluntad y aspiraciones del pueblo venezolano”, en palabras de Rhodes.
En general, Obama quiere dejar claro que la alianza entre EEUU y Brasil “tiene que ser un pilar” de la relación estadounidense con toda Latinoamérica, porque cuando ambos trabajan bien juntos, “el resto del continente también lo hace”, concluyó Rhodes.