El príncipe Guillermo, nieto de Isabel II y uno de los miembros más populares de la familia real británica, cumple mañana 33 años acompañado por sus hijos, el príncipe Jorge, de casi dos años, y la princesa Carlota, de un mes y medio.
Fuentes del palacio de Kensington, residencia oficial en Londres del príncipe y su esposa Catalina, no han ofrecido detalles sobre los preparativos de este aniversario y tan solo han indicado que la joven familia lo celebrará en “en privado”.
Sea como fuere, se trata de un fin de semana especial para Guillermo, pues su cumpleaños coincide el domingo con la jornada en la que también se homenajea a los progenitores en el Reino Unido durante el “Día del Padre”.
Asimismo, sus consuegros, Michael y Carole Middelton, con quienes mantiene una gran relación, cumplen mañana 35 años de casados y quizá aprovechen la ocasión para recordar en algún momento este aniversario de bodas con los duques de Cambridge y sus nietos.
Para los medios de comunicación británicos, los padres de Catalina son el contrapunto perfecto de la familia real, cuyo aire aristocrático dista mucho de la imagen de clase media que transmiten los Middelton.
Antes de emparentarse con los Windsor, Carole, de 60 años, fue azafata de la aerolínea British Airways (BA) y Michael, de 65 años, trabajó como operador de vuelos.
Guillermo, hijo de los príncipes de Gales -Carlos y la difunta Diana- y segundo en la línea de sucesión a la corona, llegó a bromear llamando “papá” a su futuro suegro durante unas vacaciones de esquí, cuando aún no estaba casado.
Además de sus visitas a los Alpes para practicar deportes de invierno, ambas familias han disfrutado juntas del sol en la exclusiva isla Mustique, un destino caribeño popular entre la realeza inglesa.
Mustique es ya una parada habitual para Guillermo y Catalina para descansar de sus obligaciones en Londres, una isla que han visitado en varias ocasiones desde que comenzaron su relación, hace más de una década.
Tal es la cercanía entre el príncipe y Michael, que cuando anunció su compromiso con Catalina en noviembre de 2010, agradeció el apoyo recibido “por Mike y Carole”, a los que calificó de “muy cariñosos y divertidos”.
Si no coinciden este fin de semana para celebrar el 33 cumpleaños del futuro rey de Inglaterra, lo harán seguramente en el bautizo del miembro más joven de la familia real británica.
La princesa Carlota pasará por la pila de agua bendita el próximo 5 de julio en una capilla de la residencia de Sandringham, en el este de Inglaterra y donde Isabel II pasa cada año la Navidad.
La niña, nacida el pasado 2 de mayo, será bautizada por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, primado de la iglesia de Inglaterra en la capilla Santa María Magdalena de Sandringham.
La pequeña Carlota Isabel Diana de Cambridge, nacida en el hospital St. Mary de Londres, es cuarta en la línea de sucesión a la corona británica, después de su hermano, el príncipe Jorge; su padre, el príncipe Guillermo, y su abuelo, el príncipe Carlos.
Los dos hijos de los duques de Cambridge serán, sin duda, el centro de atención durante el cumpleaños de su padre quien, según han declarado a la prensa amigos cercanos, está disfrutando enormemente con la paternidad.
De esta nueva etapa en su vida, lo único que no parece entusiasmarle es el cambio de pañales, tarea de la que se tomó “una semana libre”, según bromeó él mismo, el pasado mes, tras retomar sus compromisos oficiales y profesionales.
Guillermo regresó el 1 de junio a su trabajo como piloto de ambulancias tras la baja de paternidad sin sueldo que se tomó por el nacimiento de Carlota.
El príncipe empezó su receso laboral a finales de abril, con antelación al nacimiento el 2 de mayo de la hermana menor de Jorge, que cumple dos años el próximo 22 de julio.
Tras su vuelta a la normalidad, Guillermo ha reanudado también su formación como piloto para East Anglian Air Ambulance, el servicio de ambulancias aéreas que opera en la región del este inglés donde Guillermo y Catalina, de 33, se han instalado para criar a sus hijos.
Los Cambridge residen en Anmer Hall, una mansión campestre situada dentro de los terrenos de la finca real de Sandringham, en el condado de Norfolk, que les fue regalada por Isabel II con motivo de su boda en 2011. EFE