La violencia desatada en el país ha causado estragos en la sociedad. Una sociedad a la cual ya no la toma por sorpresa al conocer cifras como que durante un fin de semana, en un estado como Lara, con nueve municipios, se registraron ocho asesinatos, casi uno por municipio. Saber que en 15 días del sexto mes del año, 33 homicidios se han cometido, es casi normal, cuando las estadísticas reflejan que mensualmente entre 70 a 75 crímenes, son contabilizados.
Planes de desarme voluntario y obligado, leyes que obligan a entregarlas y diversos operativos promulgados y ejecutados por los distintos organismos de seguridad no son suficientes para desarmar a una población delictual que pareciera tener mayor cantidad de pistolas, revólveres, chopos y diversas armas que los mismos cuerpos policiales.
Los especialistas en la materia alegan que la delincuencia es un problema social, cultural y de familia, ya que, la mayoría de los hampones identificados no pasan de 30 años de edad y otro considerable grupo son adolecentes.
El primero de los muertos del fin de semana fue el viernes. A Johan Alexander Montilla , de 19 años, lo abatió el Cicpc en un enfrentamiento protagonizado en la comunidad de San Isabel.
En la tarde de ese día, en la avenida Venezuela con calle 25 ultimaron de tres tiros en la cabeza a José Manuel Camacho, de 37 años, a quien perseguían desde un carro. Al norte de la ciudad, aproximadamente a las 10: 30 p.m., Alfredo Adolfo Pérez estaba regando las matas de su casa en el sector Las Delicias junto a su esposa, momento en que un encapuchado llegó y le pidió un dinero que supuestamente tenía en la habitación, como no lo encontró le descargó la escopeta y acabó con su vida. También en la zona, liquidaron de dos disparos a Wilmer Aponte Asuaje, de 25 años, quien quedó dentro de su vehículo corsa azul, a unos 50 metros del ambulatorio de Tamaca.
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