Diosdado Cabello no estaba bromeando cuando dijo que Hugo Chávez era el “muro de contención” de los chavistas. El capitán del Ejército y actual presidente de la Asamblea Nacional, le advertía a los opositores de la Revolución Bolivariana Socialista del Siglo XXI que, ante la ausencia del padre, correrían mayor peligro. Y así lo han cumplido los herederos de la revolución, especialmente cuando se han sentido amenazados.
Ese muro erigido por Chávez y sobre el cual se sostienen -con aparente unidad y por conveniencia- los altos funcionarios del gobierno venezolano, ha empezado a agrietarse de adentro hacia afuera. Poco a poco, se ha filtrado información por parte de chavistas desertores, sobre presuntos actos de corrupción y vínculos con el narcotráfico, que salpican a los que están en lo más alto, entre ellos, a Diosdado Cabello.
“Traiga una pruebita de que yo soy narcotraficante… Jamás la van a tener”, dijo Cabello esta semana, cuando volvió a quedar bajo sospecha, luego de que un artículo del Wall Street Journal afirmó que la justicia estadounidense tiene una investigación avanzada contra él y otros altos funcionarios, sustentada en información que han ido aportando exmilitares venezolanos, narcotraficantes e informantes. El presidente Nicolás Maduro salió en respaldo de Cabello y de otro de los hombres fuertes del chavismo, el gobernador de Aragua, Tareck El Aissami, y anunció que emprenderá una nueva campaña internacional en su defensa.
Es la segunda vez en menos de seis meses que Cabello aparece por motivos poco honrosos en los titulares de la prensa extranjera. A principios de año, el diario ABC de Madrid publicó las denuncias de Leamsy Salazar, capitán desertor y exguardaespaldas de Cabello, quien lo señalaba de ser el líder del Cartel de los Soles que, más que un cartel en el que se controlan todos los eslabones de la cadena del narcotráfico, es un grupo de militares que habría hecho un lucrativo negocio con el envío de droga hacia Europa y Estados Unidos. Según información del medio especializado Insight Crime, se calcula que unas 200 toneladas de coca salen vía Venezuela cada año.
Cabello respondió entonces que Salazar había sido un “infiltrado” de Estados Unidos que, según el gobierno chavista, está promoviendo la desestabilización en Venezuela para tumbar a Maduro. La teoría conspirativa, que alguna vez fue esgrimida por el propio Chávez, es que “el Imperio” estaría acusando a Venezuela de ser un narco-Estado para justificar así una invasión como la del general Manuel Noriega en Panamá. El hecho de que Estados Unidos declarara a Venezuela una “amenaza”, para poder decretar sanciones contra funcionarios venezolanos acusados de presuntas violaciones de derechos humanos y delitos de corrupción hace dos meses, le calzó perfecto al guion chavista, que libra la batalla contra los norteamericanos en el terreno mediático.
Por eso, cuando tres medios locales, los diarios El Nacional y Tal Cual, y el agregador de noticias lapatilla.1eye.us, reprodujeron la información del diario español con las denuncias contra Cabello, él los demandó. Hace pocos días, por solicitud de los abogados de Cabello, se le impuso una prohibición judicial de salida del país a 22 ejecutivos y periodistas de estos medios. Ante el nuevo artículo del Wall Street Journal, el capitán amenazó nuevamente: “A todos los medios que reprodujeron la noticia ayer: nos vemos en tribunales”.
El Tribunal Supremo de Justicia cerró filas en defensa de Cabello ante las nuevas acusaciones publicadas por la prensa. “Tales menciones informativas, prestadas a intereses espurios, repiten y alientan indebidos señalamientos noticiosos que pretenden reflejar situaciones que no se sustentan en ningún basamento verosímil o posible, y que no cuentan en el ámbito jurídico nacional con ningún efecto de índole alguna”, dijo en un pronunciamiento la magistrada Gladys Gutiérrez, presidenta del tribunal.
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