El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa analizó para Deutsche Welle el legado literario y político del gran escritor alemán Günter Grass y su colega uruguayo Eduardo Galeano, quienes fallecieron el 13 de abril.
DW: Para hablar de la pérdida de estas dos figuras, tenemos en Deutsche Welle a un invitado excepcional: el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quien nos atiende desde Perú. Señor Vargas Llosa, es un privilegio poder hablar con usted. Muchísimas gracias por la entrevista. ¿Cómo recibió estas dos malas noticias que enlutan hoy al mundo de la literatura?
Mario Vargas Llosa: Bueno, con pena efectivamente, porque creo que se trata de dos escritores importantes; uno un novelista, ensayista, artista, porque fue también un pintor y grabador, hay que recordar en el caso de Günter Grass, y, pues mire, creo que Günter Grass es uno de los grandes escritores del siglo XX. Sobre todo hay que recordar la novela que lo hizo famoso, “El tambor de hojalata”, que yo creo que es una de las grandes novelas del siglo XX, no solo por la calidad de su factura, la riqueza de su lenguaje, sino también por el valor simbólico, de la historia que cuenta que de alguna manera refleja el drama terrible político, social que vivió, que padeció el siglo XX. Creo que es una novela que mereció la enorme difusión que tuvo y que sin ninguna duda debe figurar entre las novelas más importantes que se escribieron en el siglo pasado. Aparte de eso creo que Günter Grass fue un modelo de escritor que por desgracia está desapareciendo. Al mismo tiempo que desarrollaba una obra creativa, fue un escritor comprometido que participó muy activamente en el debate público, en las actividades cívicas. Creo que ese tipo de escritor hoy día va siendo mucho menos frecuente desgraciadamente, porque yo creo que los escritores algo tienen que aportar a la vida política, tanto en el lenguaje como también en el campo de la imaginación, de la fantasía, que debería ser un ingrediente importante en la vida política.
¿Qué es lo que usted destacaría como legado de Eduardo Galeano?
En el caso de Eduardo Galeano, es sobre todo un ensayista; mis ideas políticas son muy distintas a las de Galeano, estábamos yo creo prácticamente en las antípodas, pero eso no me impide reconocer que tenía una formación intelectual de muy alto nivel. Fue, dicho sea de paso, magnífico director de dos revistas culturales. Creo que sus tesis sobre América Latina estaban completamente equivocadas, el libro que lo hizo muy famoso y que se ha difundido tanto por el mundo, “Las venas abiertas de América Latina”, presenta una descripción completamente caricatural, digamos, de un dogmatismo marxista que caricaturiza y falsea profundamente lo que es la realidad de América Latina. Pero aparte de eso, pues sí, creo que hay que reconocerle a Galeano también un talento literario, una calidad intelectual y también esa voluntad de participación en la vida cívica, en la vida política de nuestro tiempo, algo que por desgracia va siendo cada vez menos frecuente sobre todo en las generaciones más jóvenes de escritores.
En contextos distintos, ambos escritores fueron políticamente activos. En el caso de Grass: polémica por su alto activismo político. ¿Le molestó a usted ese compromiso?
No, no, al contrario, me parece muy bien, él defendió unas posiciones en su país que a mí me parecieron siempre muy respetables. Él se enfrentó a la extrema izquierda, se enfrentó a los comunistas, porque él creía en la democracia, defendió a la socialdemocracia, defendió al partido socialista alemán, un partido democrático. Mi polémica con él fue porque él dijo que los latinoamericanos teníamos que seguir el ejemplo de Cuba, entonces yo lo que le respondí fue que había una contradicción enorme en defender para Alemania la democracia y para los latinoamericanos defender el comunismo. ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia fundamental entre los latinoamericanos, para que nosotros debamos padecer dictaduras comunistas, y con los europeos, para que los europeos sí vivan democracias multipartidarias, con libertad de expresión, con respeto a los derechos humanos? Esa fue la razón de nuestra polémica. Yo creo que Günter Grass por desgracia en eso pues representaba mucho esa visión de dos pesos y dos medidas de muchos intelectuales europeos: para Europa la democracia, la civilización, pero para América Latina la utopía, los guerrilleros, las bombas, la guerra civil, la revolución, esa visión completamente romántica y decimonónica que ha perjudicado muchísimo a América Latina ante muchos europeos que se han tragado esa visión mítica y realmente profundamente falsa de lo que es la realidad latinoamericana. Esa fue la razón de la polémica que tuvimos, pero una polémica que no interrumpió nuestra amistad. La verdad es que fuimos amigos hasta el final y cada vez que nos vimos tuvimos una relación no solo cordial, sino a veces muy divertida.
Sr. Vargas Llosa, brevemente, en algunas frases, ¿qué ha perdido hoy la literatura?
Mire, yo creo que la obra de Grass es una obra sólida que está allí, que de ella van a quedar para el futuro un buen número de novelas: fundamentalmente, “El tambor de hojalata”, que creo que es una gran novela y creo que “Años de perro” también. Esa es otra novela que yo creo que es de las mejores, y luego también hay novelas que fueron intentos interesantes, pero digamos fallidos. Escribió algunas novelas que eran muy audaces como tentativa, pero creo que no como realización, estoy pensando por ejemplo en “El rodaballo” que es una novela en la que él trabajó mucho, y, sin embargo, yo creo que es una novela que no le salió, que es una novela mucho más palabrera que lograda, pero lo interesante es que él se arriesgaba, ¿no es verdad? Escribía cosas audaces, quería renovar no solo temática sino también estilística, estructuralmente el género. Y después hay los digamos testimonios autobiográficos que son muy interesantes, muy, muy interesantes porque expresan a su época. Sin ninguna duda Günter Grass va a quedar como uno de los escritores importantes de nuestro tiempo.
Otro tema, pero sí vinculado a ese escritor-político del cual habló. La Cumbre de las Américas en Panamá: ¿una cumbre para la historia?
Mire sí, yo creo que lo que ha ocurrido entre Estados Unidos y Cuba es muy importante. Abre claramente una nueva etapa. El embargo pues no había funcionado, había sido más bien un pretexto que el gobierno cubano utilizaba para aumentar la represión con el argumento de que estaba siendo acosado, seguido por el gigante norteamericano, bueno pues ahora ya ese pretexto no existe y quizá eso traiga digamos una cierta distensión, una cierta relajación del sistema tan opresivo, tan dictatorial que se ejerce en la isla. Es la esperanza del gran número de cubanos. He visto una encuesta muy interesante, casi un 80 por ciento de los cubanos ve con optimismo este acercamiento. Ojalá tengan razón y este acercamiento sirva, en primer lugar, para que haya una apertura, sobre todo en el campo de las comunicaciones, ¿no?, que se relaje un poco ese control tan dictatorial, tan severo, y, por otra parte, que traiga un alivio en las condiciones económicas que son tan catastróficas en la isla. En la propia Cuba hay un intento clarísimo de parte del régimen de cambiar de política, de empezar a traer inversiones, quizá siguiendo un poco el modelo chino. ¿Y qué es lo que ha representado la toma de poder por Raúl Castro? O sea que tal vez ese acercamiento acelere un poco ese proceso y ojalá eso sea positivo desde el punto de vista por lo menos económico y también político para los cubanos.