La fiscalía italiana pidió el lunes una pena de 26 años y tres meses de cárcel para Francesco Schettino, el capitán del Costa Concordia, el crucero cuyo naufragio dejó 32 muertos hace tres años en la costa de Italia.
“No es una pena exagerada”, afirmó la fiscal Maria Navarro al solicitar la pena ante el tribunal de Grossetto (Toscana), donde está siendo juzgado el capitán del crucero principalmente por homicidio múltiple y abandono de nave.
La fiscalía solicitó la pena máxima por los delitos de homicidio múltiple, heridas graves, naufragio y falsas informaciones.
Por el delito de abandono de la nave fue pedida una pena de tres años, menos severa de la prevista por la legislación.
El “comandante cobarde”, como suele ser llamado en Italia, no asistió a la audiencia.
La fiscalía solicitó también que Schettino sea encarcelado porque “existe peligro de fuga”, pese a que ha asistido a otras audiencias y contó a la corte su versión personal del naufragio el fatídico 13 de enero del 2012.
Schettino, al mando de una embarcación de 114.500 toneladas con 4.229 personas a bordo, reconoció durante el proceso que el naufragio ocurrió por el deseo de pasar rozando la isla del Giglio, en Toscana, una maniobra arriesgada que provocó el choque del barco contra los arrecifes.
Con la maniobra, el comandante quería rendir homenaje, una vieja tradición en Italia, a un comandante jubilado que pasaba las vacaciones en la isla y al jefe de meseros del crucero, que es nativo del Giglio.
Para los fiscales, que se reunieron por tres días para examinar las varias etapas de la tragedia, el comandante actuó como un “idiota incauto”.
“¡Que Dios tenga piedad de Schettino porque nosotros no podemos tenerla!”, fueron las palabras con las que el fiscal Stefano Pizza concluyó su requisitoria.
El excomandante es el único que compareció en el banquillo de los acusados, pues las otras cinco personas inculpadas –el director de la unidad de crisis de Costa Cruceros, Robert Ferrarini, el timonel indonesio, Jacob Rusli Bin, junto con otros tres tripulantes– negociaron la pena.
AFP