El régimen tuvo una oportunidad de oro en 16 años que ni sumando los famosos 40 años a los que siempre hacen alusión, llega a la mitad en magnitud de ingresos. Se calcula que durante 16 años Venezuela tuvo ingresos cercanos al millón de millones de dólares, una cifra que realmente es muy difícil de imaginar, pero que trataré contrastar para entender mejor.
El mundial de Brasil 2014 costó alrededor de unos 13.600 millones de dólares; es decir; que con un millón de millones de dólares se pudieron haber realizado aproximadamente unos 74 mundiales (En 84 años de historia mundialista se han realizado solo 20). Las olimpiadas de Londres 2012 costaron aproximadamente unos 11.430 millones de dólares, lo que equivale a casi 88 olimpiadas.
Si nos vamos a materia de salud, hablemos del Hospital Rey Juan Carlos de Madrid. Este centro cuenta con una extensión de unos 95.000 metros cuadrados y tiene 260 camas en habitaciones individuales, 47 consultas, 10 quirófanos y 78 puestos de urgencias, el costo del hospital fue cerca de unos 270 millones de dólares. Con un millón de millones de dólares estamos hablando de más de 3700 hospitales de primer nivel mundial.
En cuanto a vivienda se refiere, el precio estipulado para una vivienda digna a nivel mundial ronda el orden de los 40.000 dólares, lo que se traduce a 25 millones de vivienda. Si somos 30 millones de venezolanos, es casi una vivienda por persona.
El régimen desaprovecho la oportunidad más grande que se nos ha presentado en nuestra historia para convertir a Venezuela en un país desarrollado, culpa de la corrupción e ineficiencia que ha reinado durante los últimos 16 años en nuestro país.
Cualquier país con un gobierno medianamente serio pudo aprovechar este boom petrolero para convertirse en una potencia, vemos el ejemplo de Dubái que en tan solo 25 años logró desarrollar un país de primer nivel gracias a sus ingresos petroleros.
Venezuela les quedó grande, tan cierta es esta afirmación que fueron incapaces de por lo menos hacer la mínima inversión para garantizar el abastecimiento de productos básicos. Las colas y desabastecimiento es el reflejo más claro de que el modelo que implementaron en Venezuela, es un fracaso rotundo. Llegó el momento de que tengan la mínima dignidad y reconozcan su fracaso frente a todos los venezolanos.
Por otro lado la mayoría de los venezolanos que hoy en día apuestan por cambio tenemos la responsabilidad de no abandonar nuestra lucha. Nosotros somos los únicos que podemos llevar la nación por un rumbo mejor, con esfuerzo, trabajo y dedicación no existe la menor duda que seremos un gran país, la Venezuela que todos soñamos.
Aarón A. Rodríguez Moro – @rodriguezaaron