Agua potable, gas, cloacas, aceras, brocales y asfaltado. Los vecinos de El Mamón en la parroquia Idelfonso Vásquez, esperan desde hace 20 años que los servicios que van bajo tierra lleguen a su comunidad. La consolidación de su sector se había estancado, pero aseguran que desde hace tres años van hacia atrás.
Aurora Belloso, ama de casa de 70 años de edad y quien tiene más de 20 años viviendo en el sector, aseguró que en El Mamón se vive “fatal” debido a la ausencia de los servicios públicos. “En 20 años no hemos avanzado en nada. Los servicios bajo tierra no existen, las cloacas las resolvemos con pozos sépticos, el gas los resolvemos con bombonas, del agua estamos pega’os y las aceras, brocales y asfaltado brillan por su ausencia. A todo esto se le suma que desde hace tres años para acá la cosa en el país está peor. No se consigue la leche y si la encontramos cuesta entre 180 y 250 bolívares el kilo. Hay que hacer sacrificios por los niños, muchas veces dejamos de comprar otras cosas, porque el dinero no nos alcanza para nada”.
Juan pablo Guanipa, coordinador de Primero Justicia en el Zulia, manifestó durante su visita al sector, que Idelfonso Vásquez es la parroquia de mayor presencia indígena en todo el municipio Maracaibo, tiene una amplia extensión pues pertenece a la zona oeste de la ciudad a donde, en su mayoría, no llegan los servicios públicos.
“Idelfonso Vásquez tiene dificultad por todos lados en cuanto a servicios públicos debido a su nivel freático. En zonas de esta parroquia que están más consolidadas las cloacas colapsan y hacen huecos inmensos debajo de la tierra hasta que cede el asfalto y se convierte en un asunto tan grave, que se traga hasta los carros. El tiempo que pasa para proveer a esta gente de servicios es exagerado, lo poco que pudiesen avanzar los organismos se deteriora mientras se esperan años para que terminen los proyectos. Esto es muy lamentable”.
Por su parte, Diana Delgado, luchadora comunitaria, aseguró que desde hace más de un año no pasa el aseo en la comunidad y las vías son impenetrables por falta de asfaltado, lo que fomenta la inseguridad. “Aquí reina la inseguridad y ayuda la falta de alumbrado público. El alumbrado público no funciona, todo a nuestro alrededor está a oscuras, el único momento que vemos luz es cuando sale el sol. Ojala el Presidente se viniera a pasar un día con nosotros para que vea lo que vivimos. Nos roban hasta las bolsas de la comida luego de que pasamos horas en las colas porque no se consigue harina, aceite y nada para comer. El desabastecimiento nos tiene locos a todos”.
Minerva González, madre de familia, exigió que se tomen acciones inmediatas para solventar sus problemas y mejorar la calidad de vida de ella y sus hijos. “Quiero que mi vida, la de mis hijos y nietos sea como la de antes, en la que podía llegar y decidir que quiero comprar. Ya no queremos madrugar para conseguir comida. Al Presidente le digo, despierte. Los que tiene alrededor se han dormido y lo mismo le digo al Gobernador. Los invitó a ponerse las pilas porque cada día vamos para atrás”.