Comienzan los movimientos preelectorales a más de un año de que esto de las selecciones parlamentarias o de asamblea pueda ocurrir. Venden, compran conciencias, construyen modulitos, y hacen desde el gobierno cualquier tipo de llamados de atención y escándalos públicos. Esto incluye un terror por su seguridad expresado por un parlamentario y la solicitud de su protección.
¿Cuáles garantías electorales evidentes hay? ¿Se van a nombrar, designar, elegir, personas probas, independientes, leales solo al país en el ente que se encargará de organizar y garantizar unos comicios limpios? No hay indicios de que ello ocurra, sino todo lo contrario.
La MUD expresa, por medio de su secretario general, su confianza en que las elecciones serán la garantía de la continuidad democrática. Y así sería en un país rodeado, inmerso, en una realización democrática plena, ¿pero y aquí? ¿Es esa una expresión de ingenuidad, de verdad sentida y manifestada? ¿Es ese el único escenario posible? ¿O este caos provocado es justo lo contrario? ¿La MUD maneja otros escenarios? ¿Se ha paseado por la posibilidad de que el gobierno impida de algún modo el evento electoral? ¿Esta preparada para defenderse políticamente de nuevos “circuitos” como los que ideó Chávez para impedir que la oposición ganara en la Asamblea la vez pasada?
¿Las dictaduras, como sean, de la calaña que sean, entregan el poder con elecciones limpias? ¿O vienen amañadas? Pinochet ya anciano debió reconocer su derrota. Pérez Jiménez no admitió nunca haber sido derrotado como fue. ¿Fidel Castro va a aconsejar la entrega del poder por la vía electoral o inventará argucias y acciones hasta extremas para seguir disfrutando en su país de las ganancias venezolanas, especialmente petroleras?
¿Se debe ir como sea a elecciones? Una de las condiciones de una elección transparente es que se vaya a ellas en similitud de condiciones, procurando igualdad. ¿Con medios comprados, intervenidos, maniatados, hostigados, censurados y autocensurados se garantiza eso? ¿Quién dispone de los recursos económicos a manos llenas para publicidad y aquellas “compras” de conciencias que antes señalé?
¿Vendrán luego a decir desde la oposición, por ejemplo, que no se reconoce el triunfo electoral y que se llevará a la ONU y a la OEA la derrota que no fue derrota ni ganancia y luego se pedirá un diálogo fructífero con quien no me ganó pero ocupa el cargo?
Me da la impresión que los llamados a diálogo y la posible creencia de unas elecciones como garantía de una certera “continuidad” democrática inexistente juegan a situaciones de países ideales y no del real que padecemos a diario.
Creo que la MUD debe plantearse todos los escenarios y trabajarlos, pensando en que el mejor sea el que triunfe para el posible bienestar de todos y su propia existencia como organismo político de representación aunada de los partidos interesados y de todos los venezolanos que creemos en la libertad.