Los intensos dolores en el bajo vientre y una dificultad manifiesta a la hora de orinar hicieron que una mujer escocesa de 38 años acudiera al hospital para ver qué podía ocurrirle. Revisando las radiografías de la paciente, los médicos se quedaron atónitos al observar que su vagina alojaba un dildo de casi doce centímetros de longitud, según publica la revista Journal of Sexual Medicine.
Cuando los galenos preguntaron cómo el ‘curioso objeto’ había llegado hasta ahí, la señora recordó que hace una década tuvo una noche loquísima de sexo y desenfreno con su pareja, en las que además se les fue la mano con el alcohol. El resultado: el consolador ‘vivió cómodamente’ en su zona más íntima durante dos lustros. Lo mejor de todo es que ni se enteró y dio el sex toy por perdido. Extraviado estaba pero en un lugar absolutamente inesperado.
El ‘juguete’ le ha producido una serie de problemas como una rara fístula vesico-vaginal (el nombre da un poquito de canguelo) y graves dificultades para hacer sus necesidades de forma correcta. Uno de los miembros del equipo médico declaró que era la primera vez que se encontraba con un caso de esta naturaleza. “Parece muy raro que un objeto tan grande pueda pasar desapercibido. La vagina está llena de terminaciones nerviosas y es extremadamente sensible“, indicó.