El tirón del Mundial y el amor a los colores incentiva la valentía del seguidor, dispuesto a seguir a su selección de cualquier forma y en cualquier situación hasta que el cuerpo aguante y las provisiones duren.
Fortaleza ha acogido progresivamente a mexicanos y holandeses. Suelen ser ambos uno de los grupos más pintorescos de cada cita mundial. Indumentarias vivas e imaginación en busca de originales disfraces en ocasiones estridentes.
La ciudad brasileña piensa desde hace horas en el recibimiento a su equipo, a Brasil, que el viernes se medirá a Colombia en busca de un puesto de semifinales.
Pero hasta que Fortaleza se tiña definitivamente de amarillo, el naranja de Holanda y el verde de México hace horas que invade las calles de la ciudad.
Miles de fanáticos de ambos equipos han tomado la ciudad desde hace días. Seguidores de los dos conjuntos comparten presencia en hotel. Coinciden en el desayuno del día después a las horas de juerga por la zona de la playa.
La noche del sábado fue larga para ambas hinchadas. Mejor para los que acudieron sin alojamiento, que arribaron horas antes a la aventura. También bien para los que disponían aposento para un momento de descanso. Para cargar baterías antes de la gran cita, en el estadio Castelao.
Mayoría de seguidores de México. Los que más tienen en juego. Que sueñan otra vez con atravesar, por fin, la zona de octavos de final y formar parte de la elite de un torneo.
Desde horas antes de la cita varios grupos de aficionados verdes rodearon el recinto. Buscaron avituallamiento. Había amenazado tormenta. De madrugada cayó una intensa agua. Pero el calor, al final, invadió la hora de partido. Temprano, antes de llegar la tarde.
Grandes sombreros típicos del país con banderas atadas a la cintura.Todo verde. Fueron mayoría clara. Suele ser el mexicano un seguidor fiel a su selección, a la que nunca abandona. Han crecido sus seguidores desde la primera fase. Y ahora que entusiasma con su juego, se han unido más a base de un último esfuerzo.
Holanda también se dejó ver. Pero suele ocurrir que parecen más los europeos de los que realmente son. Su llamativo color y sus estridencias acaparan los focos. Es algo habitual. Pero es unen en un gran grupo, para hacer fuerza aún siendo minoría. EFE