La oposición venezolana, que durante años aguardaba que el chavismo comenzara a zozobrar bajo el peso de sus propias contradicciones, llega al esperado momento dividida sobre cómo proceder para recuperar la democracia, con un polo empecinado en trabajar en una transición a largo plazo con tinte electoral y el otro convencido en que hay que mantener la presión en la calle para forzar ya la salida, dijeron analistas.
Antonio Maria Delgado
[email protected]
La división ha erosionado la popularidad del otrora líder indiscutido de la oposición Henrique Capriles, cuya jefatura máxima ha comenzado a ser disputada por el encarcelado dirigente opositor, Leopoldo López.
En el centro de las diferencias parece estar la interrogante sobre si el actual sistema político que gobierna Venezuela, con sus instituciones controladas en su totalidad por el régimen de Nicolás Maduro, aún puede ser usado por las fuerzas democráticas del país para impulsar una transición, o si la estructura ya está demasiado carcomida por un movimiento “autoritario” e “ilegítimo” que habría que echar a empujones porque no se iría voluntariamente por la vía electoral.
En torno a esa interrogante han emergido tres diferentes centros de gravitación, explicó desde Londres Diego Moya Ocampos, analista para América Latina de IHS Global Insight/IHS Jane’s.
“Tenemos tres grandes grupos, uno de ellos dirigido por la Mesa de la Unidad Democrática [MUD] y el partido Primero Justicia [liderado por Capriles]. Tenemos otro que comienza a emerger por el lado de Henri Falcón [actual gobernador del estado Lara] y tenemos a un segmento de la oposición, que es el de Voluntad Popular [dirigida por Leopoldo López], María Corina Machado, Antonio Ledezma y Diego Arria”, expuso.
Entre estos tres grupos hay dos visiones diferentes sobre cómo hacerle frente al chavismo, cuyo proyecto comienza a hacer aguas por la grave crisis económica que aflige al país.
“Por un lado tenemos a quienes le piden al gobierno que cambie de dirección, pero que acepta que es legítimo y que se mantenga en el poder hasta el 2019. Por el otro, tenemos a los que cuestionan la legitimidad del gobierno, calificándolo de corrupto y dictatorial, y exigen un cambio de gobierno”, explicó Moya.
Curiosamente, entre los líderes del primer grupo se encuentra Capriles, el candidato de la oposición que en abril del 2013 impugnó las elecciones presidenciales que un chavista Consejo Nacional Electoral (CNE) otorgó a Maduro.
Capriles en esa oportunidad declaró al régimen de Maduro ilegitimo, alegando que el chavismo se había robado los comicios. Pero el dirigente opositor este año moderó su posición, mostrándose dispuesto a reconocer la presidencia de Maduro y distanciándose de López y otros dirigentes que convocaron al país a salir a la calle para exigir la salida del régimen.
Esa postura terminó erosionando el liderazgo de Capriles dentro del campo opositor, comentó Marcos Hernández, presidente de la encuestadora Hernández Hercón.
Según Hernández, gran parte del sector opositor percibió esa postura de la MUD, organización que aglutina a los principales partidos de oposición del país, como una maniobra inspirada por cálculos políticos que dejó de un lado una bandera de justos reclamos, bandera que posteriormente tuvo que ser levantada por el movimiento estudiantil.
“Mucha gente observa, y siente que los partidos políticos, están jugando un papel menos protagónico que el movimiento estudiantil, que protesta en las calles para generar un cambio. Siente que la MUD está llevando las cosas con mucha lentitud, sin una interpretación clara del movimiento histórico que requiere que se activen mecanismos estratégicos y no que no se le muestre comprensión a un régimen que prácticamente está quebrado moral y económicamente”, sostuvo.
El tercer grupo, liderado por Falcón, es de menor tamaño y tiene una posición mucho más nebulosa, aunque su característica principal es que acepta la legitimidad del régimen.
Falcón, un antiguo chavista que cambió de bando en el 2010, “está jugando a una oposición que colabora con el gobierno y que busca atraer un poquito la izquierda del chavismo. Está buscando generar una matriz de una oposición integrada al sistema, un poco en línea con lo que el gobierno quiere, una oposición que el gobierno pueda controlar”, comentó Moya.
Pero es López el que genera los mayores dolores de cabeza para Capriles.
Según los últimos estudios de opinión realizado por Hernández Hercón, el jefe de Voluntad Popular ha comenzado a desplazar la posición de liderazgo del que ha disfrutado Capriles en los últimos meses, conclusión que también es compartida por Moya, quien dijo que el fenómeno ha comenzado a verse dentro de las encuestas de opinión que manejan internamente Primero Justicia y Voluntad Popular.
“Dentro de Primero Justicia, han comenzado a observar cómo Leopoldo López, sin haber hecho una gira nacional, sin estar en campaña política, por el simple hecho de estar preso y no doblegarse, está aumentando su popularidad dentro de sectores de la oposición”, comentó Moya.
“Dentro de las encuestas de voluntad popular, Leopoldo está por encima”, agregó.
Rafael Delgado, presidente de la firma Varianzas, dijo que en sus estudios de opinión realizados por su encuestadora, Capriles aún se mantiene por encima de López.
“Pero la imagen de Leopoldo subió bastante”, dijo Delgado.
Y en lo que concierne a Maduro, las encuestas coinciden que el heredero del fallecido Hugo Chávez ha perdido substancialmente su capital político.
“Hay un fuerte deterioro en la imagen del presidente […] y si esto continúa –la crisis económica– la imagen se va a deteriorar aún más”, comentó Delgado desde Caracas.
Según el estudio de Varianzas, la gestión positiva del gobierno de Maduro es de sólo un 19 por ciento, con el resto de la población considerándola negativa (un 64 por ciento) o regular (un 14 por ciento).
Según los analistas, gran parte del problema de sostenibilidad del chavismo reside en el colapso del modelo petropopulista implementado por Chávez, que destruyó el aparato productivo del país considerando que estaba en manos de grupos que hacían uso de la riqueza que controlaban para minar el avance del Socialismo del Siglo XXI.
El resultado final fue el incremento de la dependencia en productos importados para abastecer al país, que se han vuelto demasiado costosos ante la incapacidad del chavismo de incrementar la renta petrolera.
En cuanto a la posición de López de hacerse de la calle para exigir pacíficamente la salida del chavismo, un 32 por ciento de los venezolanos considera que fue acertada, porcentaje que es de 53 por ciento entre los opositores.
Un 27 por ciento del elector opositor considera que la estrategia de López –bautizada como “La Salida”– fue precipitada.
Según la encuesta de Hernández Hercón, el movimiento estudiantil, protagonista de las manifestaciones de protesta que han acosado al régimen desde inicios de febrero, ha comenzado a ser percibido como un importante componente del universo opositor.
“No es una fuerza política, es un movimiento social, pero la gente comienza a sentirse articulada a través del movimiento estudiantil, que es la agrupación que está generado el mayor grado de credibilidad, por ser quienes están enfrentando al régimen”, comentó Hernández.
Según los consultados, las presiones ejercidas por quienes respaldan a “La Salida” han estado llevando a la MUD a girar gradualmente hacia el centro.
“Hay una gran presión de calle para que la MUD se renueve [para darle a quienes respaldan La Salida una mayor participación]. Si no se renueva, [la MUD] probablemente van a tener problemas de representatividad. La Mesa de la Unidad sigue siendo el centro de referencia, pero hay una gran presión para la renovación y una exigencia de que muestre más solidaridad hacia Leopoldo López”, comentó Moya.