Dámaso Jiménez: Cuesta abajo en la rodada

Dámaso Jiménez: Cuesta abajo en la rodada

La última medición hecha por Merril Linch daba cuenta de una caída abrupta en la popularidad del presidente Maduro de un 30 %,  lo que realmente lo hace lucir insostenible hasta para el propio chavismo que lo carga sobre sus hombros y resiste los embates de las ineptas medidas que en materia económica y social han consumido prácticamente todo el capital político que les legó antes de su muerte el presidente Chávez.

Para nadie era un secreto que el Plan de la Patria 2013-2019 que propuso Chávez para los últimos comicios en los que participó, con el chorro de petróleo a su favor, era inviable para el país. Este modelo económico hizo metástasis con Maduro en tan solo un año de gestión, llevando al país a niveles de escasez, desabastecimiento, inflación y recesión nunca antes visto ni imaginados.

Los estudiantes y la gente común que no ve mayor futuro en este “tarantín socialista”, no han salido a protestar por razones ideológicas o porque obedecen líneas de la CIA o les enviaron un gmail de María Corina o Diego Arria lloviendo sobre mojado,  lo han hecho y se mantienen en resistencia porque no los satisfacen las conservadoras y cerradas políticas del gobierno en relación a la crisis.

El cinismo de Maduro o la bravuconadas de Cabello no disipan la incertidumbre ni el caos, ni tranquiliza la angustia de quienes lo están perdiendo todo, sus trabajos o sus empresas, o son constantemente víctimas del hampa, o no consiguen alimentos, ni pañales, ni papel higiénico ni desodorante, ni trabajo, ni cabilla, ni cemento.

El problema no son las peroratas del psiquiatra Rodríguez insistiendo con pruebas pocos creíbles de un supuesto magnicidio que ya no da rating, sino la falta de gobernabilidad para asumir las riendas del barranco económico y social de la mano del otro sector de venezolanos que piensan distinto, pero que igualmente desean echar palante el país.

No es un asunto de formas sino de fondo: 5% aumentó costo de canasta alimentaria en mayo, según Cendas, el costo de la Canasta Familiar fue de Bs. 10.980,71, inflación de abril y mayo fue de 5.7% respectivamente, en 12 meses los precios registran una variación de 60,9%, el Sicad II no funciona, en el país ya casi no se ensamblan vehículos, el sector industrial está casi paralizado, 490 mil empresas cerraron en 15 años según cifras del INE, los subsidios ascendieron a 51 mil millones de dólares en solo 5 rubros, el subsidio de la gasolina aumentó de 12 mil 500 millones de $ en 2012 a casi 18 millones de $ para el 2014, crecimiento de la pobreza es de 9,8 % según INE contradiciendo lo ya dicho por Maduro que había reiterado una merma de 5,5 %.

Lo peor ha sido la respuesta a todas estas interrogantes: Mayor represión.

Los organismos internacionales de defensa de los DDHH tienen en su poder archivos repletos de denuncias y acusaciones del uso de la justicia para acallar la disidencia. En el país de la impunidad no se llevan a cabo juicios sino que se prejuzga en base a supuestos. Marino Alvarado de Provea señala que luego de 4 meses de intensas protestas el gobierno pasó de la represión masiva que generaron casi 3 mil 200 detenciones en 4 meses, a la represión selectiva. Liliana Ortega, presidenta de Cofavic, alerta del déficit de las instituciones del Estado y del uso de la Ley y la justicia para el revanchismo político, donde prevalecen las órdenes dadas por el partido de gobierno para perseguir y encarcelar antes que las investigaciones y el cumplimiento del debido proceso.

Lo único que se ha incrementado durante el gobierno de Maduro ha sido la represión que aumentó en 485% en comparación a los 14 años de gobierno de Hugo Chávez y buena parte de los 40 años de la 4ta República. Según el trabajo de Vicente Correale publicado en el diario El Universal, el incremento se traduce en la cifra de detenidos más alta registrada en los últimos 25 años de protestas.

Javier El-Hage, director jurídico de Human Rights Foundation, con sede en Nueva York, destacó recientemente que gracias al trabajo realizado por fundaciones como Foro Penal y Provea, existe conocimiento en el exterior de casi 500 casos de tortura entre los detenidos. La HRF considera que el gobierno de Venezuela “está en la línea de pasar de un autoritarismo competitivo, que se define como una forma no democrática de gobierno, a ser un autoritarismo completo o dictadura. Acota El-Hage que el motivo por el que HRF no se refiere al gobierno venezolano como dictadura es porque aunque escasos, aún sobreviven algunos espacios para las voces opositoras o de denuncia.

Es lo que ha encendido prácticamente las alertas a lo interno de la cúpula del chavismo, que ve necesario atajar la crisis, reanudar el diálogo, bajar la presión social y evitar un estallido incontrolable, que nadie sabe a ciencia cierta cómo terminará y que dejamos en claro, nadie debería desear.

@damasojimenez

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