Carlos Julio Peñaloza: Ay Colombia, ¡no te rajes!

Carlos Julio Peñaloza: Ay Colombia, ¡no te rajes!

thumbnailcarlosjuliopenalozaDentro de cuatro días los paisanos de la Nueva Granada van a una de las elecciones más cruciales de su historia. Lo que se juega no solo es la presidencia de la república, sino su sistema político, su libertad y su democracia. El próximo domingo se batirán por un lado los defensores de la democracia liberal y por el otro los valedores del totalitarismo y de la dictadura siguiendo el modelo castro comunista. Lo que pase este domingo en el país vecino tendrá profundas implicaciones en Venezuela.

En los últimos años el castro comunismo disfrazado de “Socialismo del Siglo XXI” ha merodeado América Latina. Tras ese engañador disfraz se agazapan los Castro y Lula, los socios mayoritarios del Foro de Sao Paulo. Mediante sobornos públicos de la renta petrolera venezolana, que llaman pudorosamente “ayudas internacionales”, han logrado comprar y promover algunos demagogos oportunistas que han ganado la presidencia de sus países para convertirlos en satélites de Cuba. Todo esto forma parte de un gran proyecto que se encubre bajo la fachada de “La Patria Grande”. Con este nombre simulan ser el sueño de Bolívar, cuando en realidad es el siniestro designio creado por Fidel para establecer su imperio comunista. El “ALBA” es el nombre en clave de ese engendro.

Este domingo los colombianos deben decidir si continúan bajo un gobierno imperfecto que respeta al Estado de Derecho, la Constitución, las libertades individuales, los derechos humanos estableciendo restricciones a los líderes mediante la separación de poderes, o se pliegan a la horda roja que pretende imponer un sistema contra natura que promueve el totalitarismo comunista. La escogencia no es difícil para los conocedores, pero si engañosa para los candorosos que votan por espejismos y promesas vacías. En las elecciones pasadas Juan Manuel Santos parecía representar los valores democráticos, pero durante su mandato ha revelado un lado secreto de su personalidad política. Ahora resulta que en medio del río Santos ha cambiado de caballo convirtiéndose en el “nuevo mejor amigo” de la corriente castrista. De repente las veleidades izquierdistas de su juventud y el ejemplo de su hermano comunista le han hecho inclinarse hacia sus raíces primigenias ligadas a los Castro. Santos tiene derecho a su escogencia y alinearse con los comunistas pero de igual manera los colombianos tienen derecho a la libertad y a sumarse a los amantes de la libertad.





Cuando al final de su vida Bolívar intentó establecer una dictadura, los neogranadinos, venezolanos y ecuatorianos se negaron. El resultado fue la anarquía que obligó al Libertador a renunciar y abandonar su cargo en Bogotá para ir a morir abandonado en Santa Marta en 1830. Hoy en día se trata de implantar una dictadura comunista en américa latina a través de un imperio binacional, regido por los Castro desde la Habana. Este designio colapsará al igual que “La Gran Colombia”. Los hispanoamericanos queremos unirnos pero en libertad y con democracia, no bajo una dictadura y menos comunista. Santos es un títere dentro de este teatro del absurdo. Su admiración por Fidel lo llevo a traicionar a Álvaro Uribe, su mentor. Con esta deshonrosa decisión Santos perderá su oportunidad de ser reelecto abriéndole el camino a Oscar Iván Zuluaga quien encarna mejor el ideal libertario de Uribe. Este expresidente quien ahora es senador ya anuncio que a Colombia no la van a gobernar los Castro desde La Habana.

Elegir a Zuluaga ayudará abrirá camino a una futura revocación o renuncia de Maduro. El empuje de la revolución bolivariana ha perdido fuerza. La crisis económica venezolana y la muerte del motor que la impulsaba ha dejado huérfanos a sus sucesores. En Brasil Dilma Rousseff tampoco las tiene todas consigo para su ansiada reelección en octubre. Los latinoamericanos nos estamos dando cuenta de la jugada de los comunistas y están actuando para desbaratarla. En Cuba los zamuros rondan el bunker de Fidel en Punto Cero. Su desaparición física significará el canto del cisne de su criminal revolución.

Luego de la salida de los Castro de Venezuela hablaremos con calma de una posible confederación democrática al estilo de la Union Europea. En esa unión cada Estado tendrá autonomía interna, pero habrá un supra estado regional que representa sus intereses en el exterior. La unión en un marco democrático es el “desiderátum” de Hispanoamérica para sobrevivir en el mundo globalizado actual. Los europeos tienen décadas trabajando en esa dirección y aun no lo han logrado del todo. Tras la fachada de “La patria grande” el expansionismo castrista está montando otra Cuba y lo impediremos. Para ello contamos con nuestros hermanos neogranadinos y por eso les rogamos “Ay Colombia, no te rajes!”. Todos a votar el domingo por la libertad! La victoria de Zuluaga sería lo ideal, pero aun una victoria cerrada de Santos significaría que su proyecto de alianza con Cuba no es bien visto.