El papa argentino Francisco cuenta con su carisma para lidiar tanto con judíos como con musulmanes durante su delicado periplo de tres días en Tierra Santa.
Al contrario de su predecesor Benedicto XVI, que celebró su primer viaje a esa delicada región en 2009 en un contexto de tensión con judíos y musulmanes, Francisco llega con la imagen del pontífice abierto al diálogo.
“Con Francisco se trata de diálogo y amistad, después del diálogo por la paz de Juan Pablo II, el diálogo de la caridad y la verdad de Benedicto XVI”, comentó el cardenal francés Jean-Louis Tauran, entre los cinco cardenales que acompañarán al pontífice en su primer viaje del 24 al 26 de mayo a Jordania, Israel y Cisjordania.
Organizado para conmemorar el 50 aniversario de histórico encuentro entre Pablo VI y el patriarca ortodoxo Atenágoras I, Francisco estará acompañado por el rabino argentino, Abraham Skorka y el profesor musulmán Omar Abboud, dos compatriotas y amigos desde hace años, los cuales formarán parte de la delegación oficial vaticana.
Para Skorka, autor junto con el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio y actual papa Francisco, del libro “Sobre el cielo y la tierra” (2010) y el programa televisivo “Biblia: diálogo vigente”, se realiza un sueño.
“Soñamos esta visita a la Tierra Santa, a Israel en particular, desde la profunda amistad y con un mensaje de paz para todos los ciudadanos de la región, el cual sabe proyectarse a todo el mundo”, confesó a la prensa el religioso judío.
“Abrazarlo delante del Muro de las Lamentaciones será un símbolo para intentar terminar con 2000 años de desavenencias entre judíos y cristianos, y empezar una etapa nueva”, agregó en declaraciones a la agencia judía de noticias.
El papa argentino, que ha crecido y convivido con una de las comunidades judías más grande del mundo, no es de origen polaco ni alemán, como sus antecesores y por lo tanto no suele ser relacionado con el doloroso Holocausto judío perpetrado por los nazis.
Otro tema que Francisco evitará probablemente es la de mencionar la polémica memoria del pontífice Pío XII, acusado por historiadores judíos de haber mantenido el “silencio” de cara a los horrores de la Segunda Guerra Mundial.
No se descarta tampoco que el papa argentino anuncie la apertura de los archivos del Vaticano sobre el caso, como piden desde hace años líderes judíos.
Francisco además acaba de cumplir un gesto importante al decidir canonizar al papa Juan XXIII, único pontífice católico al que el parlamento israelí ha rendido homenaje por haber salvado a miles de judíos de los campos de exterminio nazis.
Además del aspecto interreligioso y político, la peregrinación apostólica a Jordania y a los territorios palestinos es interpretada como un mensaje de apoyo a la debilitada minoría cristiana en Tierra Santa.
El Papa aprovechará su visita a Belén para conocer el campo de refugiados de Dheisheh, donde se dirigirá directamente al pueblo palestino, una decisión que podría incomodar a las autoridades israelíes que han construido discutibles muros de separación.
La idea de que el papa emplee el término “Estado de Palestina”, ya que la Santa Sede lo reconoce desde el 2012 y que critique el aumento de las colonias así como el tratamiento a los refugiados palestinos, podría irritar también a los israelíes.
Pese a que el calendario apretado ha sido elaborado con precisión diplomática para evitar los errores del viaje de Benedicto XVI, para muchos deja insatisfechos a todos los sectores.
El traslado desde Amman (Jordania) en helicóptero directamente a los territorios ocupados, sin pasar por Israel, es considerado un éxito diplomático de los palestinos.
El hecho de que inicie su peregrinación por los territorios palestinos y no por Israel podría generar controversias, aunque luego será recibido en Tel Aviv por el presidente Shimon Peres y el primer ministro Benjamin Netanyahu.
El carismático Francisco, que hablará siempre en italiano, visitará el Memorial del Holocausto Yad Vashem y el Muro de las Lamentaciones, uno de los sitios sagrados para el judaísmo y rendirá homenaje al fundador del sionismo, Theodor Herzl, algo inédito.
Un gesto que molesta a buena parte de los palestinos, entre ellos al activista Omar Barghuti, quien lamentó que Francisco celebre al “fundador de una ideología racista, que ha justificado la ‘limpieza étnica’ de la población autoctona de Palestina”, dijo.
– El deshielo con los musulmanes –
Francisco, que visitará la Cúpula de la Roca en Jerusalén, tercer lugar sagrado para los musulmanes, a los que se dirigirá en varias ocasiones, espera clausurar definitivamente los años de críticas por el discurso del 2006 de Benedicto XVI en la Universidad alemana de Ratisbona sobre el islam y la violencia, que desató una ola de protestas violentas en los países islámicos.
Desde su elección en marzo del 2013, el papa argentino ha enviado mensajes de cercanía a los musulmanes, a los que llama “hermanos”, mientras las organizaciones musulmanas de Europa calificaron de “buen signo” que haya escogido el ejemplo de Francisco de Asís para marcar su papado, ya que fue el primero en entablar el diálogo entre islam y cristianismo en 1210, en un marco de igualdad y respeto mutuo.
El principal instituto sunita de Egipto, perteneciente a la Universidad Al-Azhar, aplaudió la renuncia de Benedicto XVI y dio la bienvenida a Francisco, “abrigando la esperanza de una buena relación con el nuevo papa”.
El pontífice latinoamericano ha multiplicado sus mensajes de apertura hacia los musulmanes, pide evitar “odiosas generalizaciones” y rechaza la idea de que islam implique violencia.
En el Vaticano se confía en la personalidad austera y sobria del papa argentino, acostumbrado a lidiar con el diálogo entre religiones, pese a las amenazas de extremistas cristianos, judíos y musulmanes que rondan en esa región. AFP