Tengo como política, en estas aguas tan desconocidas y revueltas, no frecuentar el estrado de los análisis apocalípticos y aproximaciones catastróficas contra todo lo que tanto ha costado construir. La Unidad como alternativa a la dictadura de Venezuela, con sus altos y bajos, es un referente. Un punto de encuentro de toda la oposición. Todos tienen su representación ahí. Y aunque muchas veces no se esté de acuerdo, nadie dijo que fuera fácil luchar contra semejante banda de delincuentes apoderados del aparato estatal.
Nuestro trabajo, el de toda aquella persona que se sienta identificada con la lucha contra la sangrienta dictadura de Nicolás Maduro, es proteger los nichos de democracia que resisten los embates de un régimen que usa la violencia, la fuerza y la justicia, en favor del terror y la barbarie. Ciertamente hay posiciones polémicas que han ocasionado debates pocos fructíferos. Otras, muy alejadas de la realidad, siquiera generaron un comentario bueno. Ambas necesitan reflexión y cambio.
Por ejemplo, son muchas las declaraciones de dirigentes, parlamentarios y líderes de los partidos de la MUD que han resaltado una y otra vez que el caos económico de Maduro se debe rechazar con protesta ciudadana cívica, pacífica y en toda la Patria.
Incluso Henrique Capriles, el primer líder de la oposición, ha reiterado ese llamado incesante: hay que alejarse de la violencia “venga de donde venga” (expresión cuyas reservas he expuesto anteriormente) y dedicar todos los esfuerzos a protestar por las carencias que vive nuestra gente.
Pues bien, ese es el tema. Esa la agenda: lucha social dura, irreverente y en la calle. Sublevarse constitucionalmente contra la opresión del castro-madurismo. Aun cuando la mesa de diálogo Gobierno-MUD siga “operando” desde Miraflores, no hay razones para detener la protesta. Ahora bien, ¿cuáles han sido las últimas convocatorias puntuales de la MUD? ¿Cuáles los escenarios para protestar organizados y articulados por esta importante instancia?
Particularmente he decidido redactar estas líneas por una inminente preocupación: la MUD, con todo lo que debería estar haciendo en activismo político a lo largo y ancho de la nación, se ha dedicado exclusivamente a las apariciones en prensa, informaciones sobre a la mesa de diálogo y expresar apoyos sin un sustento real en la calle.
Hay un trabajo extraordinario, vale decirlo, de muchos diputados y dirigentes que han ayudado en gran manera a la resistencia activa: el equipo de DDHH donde destacan Miguel Pizarro y Delsa Solórzano, equiparables al de otras ONG, instituciones y abogados independientes que han metido la mano para ayudar al Movimiento Estudiantil, principal agitador de masas y víctima de la represión gubernamental.
Sin embargo, la lucha de hoy nos convoca a todos. Está muy bien declamar sobre nuestras desgracias y exhibirnos como alternativa real, pero es medular poner una agenda de actividades nacionales sobre el tapete. La MUD es un cuerpo político, conformado por partidos, y el trabajo de éstos es recorrer el territorio, organizar el rechazo al gobierno y consolidar esa mayoría que no quiere continuar viviendo en el desastre de Maduro. La política no sólo es preparación, campaña y elección. Ya sabemos lo que las esperas inactivas en la calle han traído como resultado al sector opositor. Hay que llegar a cualquier elección con la calle caliente, encendida. Para luego es tarde.