Ferreteros optan por no vender cemento

Ferreteros optan por no vender cemento

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Para algunos ferreteros, las deficiencias en el despacho de sacos de cemento gris representan un alivio. Comerciantes le sacan el cuerpo al despelote que se forma en sus establecimientos cuando llega una gandola cargada con el material de construcción.

La Prensa de Lara





La baja producción del cemento gris a nivel nacional ha hecho que solamente el 20 por ciento sea destinado a las ferreteras, mientras que el otro 80 por ciento es utilizado para cubrir la demanda de la Misión Vivienda Venezuela.

En la ferretería La Criolla, hace dos años llegaban alrededor de mil 200 sacos mensuales. El año pasado, solamente despacharon 340 sacos, ni siquiera uno por día. Hay otra disminución en la ferretería Migo, donde, de 17 mil sacos por mes, ahora ofertan al público 2 mil 400.

“La poca oferta del cemento ha hecho que las personas se pongan agresivas en las colas. Por eso, he optado por no despachar más aquí el producto”, expresa Edelberto Entralgo, dueño de la ferretería La Criolla.

Entralgo precisa que, en el momento en que llegaba una gandola cargada, comenzaba el dolor de cabeza. Se tenía que encargar de organizar la inmensa cola afuera de su negocio y no podía vender otra cosa hasta que se terminara el cemento.

“Al terminarse los sacos, las personas se ponían agresivas. Teníamos que meterlas al negocio y enseñarles que habíamos vendido todo”, relata el comerciante.

En la ferretería Migo, las personas amanecen cazando una gandola. Sentados o acostados en la acera esperan tener suerte de llevarse al menos un par de saquitos.

“Nosotros vendemos, pero ponemos reglas para garantizar el orden y evitar que los revendedores se lleven todo”, detalla Luisa Lira, gerente del establecimiento.Solicitar le cédula de identidad y asignar dos sacos por persona son parte del control.