Rosas, girasoles y un arreglo enviado por la cantante colombiana Shakira han llegado hoy a la casa que habitó en México Gabriel García Márquez, un día después de que su muerte enlutara las letras castellanas.
Pero también están llegando banderas colombianas de connacionales del escritor, famosos o no, que en las últimas horas han querido acercarse a la vivienda, en el barrio residencial de Jardines de Pedregal, para rendir un último homenaje al autor.
Carlos Eduardo Quiroga, de 36 años, un colombiano que lleva viviendo trece años en México, es uno de ellos. Se presentó hoy ante la casa de Gabo para depositar en una esquina del portón un pequeño ramo de rosas amarillas.
Esa flor era la favorita de García Márquez. En los últimos cumpleaños, cuando aparecía públicamente para saludar a los periodistas el 6 de marzo, solía llevar una rosa amarilla en la solapa, y durante ese saludo recibía más de sus admiradores.
“Para nosotros, como colombianos, es un gran emblema (…). Inmortalizó el nombre de Colombia junto con él y su literatura”, dijo Quiroga, un ingeniero que llegó a la casa de Gabo acompañado de su hermana, su esposa, su madre y sus dos hijos.
La intérprete de “Ojos así” envió margaritas y rosas blancas, con una tarjeta que, sencillamente, decía: “Mi más sentido pésame, Shakira”.
El arreglo fue recibido por un asistente que abrió la puerta de la residencia, en cuyo interior se encuentran familiares del autor y algunas amistades que en las últimas horas se han presentado para dar el pésame a la familia.
La viuda del premio nobel, Mercedes Barcha, está “llena de tristeza”, según contó un amigo de la familia, el periodista mexicano Jacobo Zabludovsky, poco después de llegar a la residencia para dar el pésame a los parientes del escritor.
“Está bien, contesta constantemente al teléfono, llena de tristeza, pero tranquila”, agregó.
Por su parte, el mexicano Felipe González, que se acercó a la casa de García Márquez, entregó un arreglo de rosas blancas que fue recibido por el personal de la residencia.
González se confesó admirador del autor de “Cien años de soledad”, pero también dijo que venía en nombre de su novia, que vive en la norteña ciudad de Monterrey, para traerle esas flores.
Tres colombianos que se presentaron con su perro en la casa de García Márquez trajeron seis girasoles, que fueron dejados en la puerta de la casa.
Pero no sólo han traído flores a la casa de Gabo. El director del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), Jorge Sánchez, se presentó con dos bolsas negras en las que cargaba plátanos machos y tortillas de maíz hechas a mano, dos de las comidas favoritas del autor.
Sánchez dijo que mantenía una amistad de cuarenta años con el escritor, y en las últimas semanas estaba viendo que su salud se estaba deteriorando, en un proceso que no era “nada extraordinario”.
“Se estaba apagando y ya, así, tal cual, sonriendo siempre, con el ánimo arriba”, añadió. EFE
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