Los condenados a muerte -Rahul (27 años), Ravi (23) y Vinod (23)- secuestraron a la joven en un barrio del sur de Nueva Delhi cuando se dirigía a su casa tras salir del trabajo en la ciudad satélite de Gurgaon, según los medios locales NDTV y PTI.
Tres días después, el 12 de febrero, la policía encontró el cadáver mutilado: los hombres habían quemado a la víctima con cigarrillos, habían introducido una botella rota en su vagina, habían arrojado ácido al rostro y le habían extraído los ojos con un destornillador.
Rahul y Ravi, que son hermanos, habían planeado el secuestro de la joven como “revancha” al rechazar ésta sus insinuaciones amorosas, según la fiscalía, que remarcó que ninguno de los sentenciados a muerte ha manifestado arrepentimiento.
El magistrado encargado del caso, Virender Bhat, había declarado culpables a los acusados la semana pasada y hoy, al emitir el veredicto, justificó la condena en que se trata de un caso “rarest of the rare” (“el más extraordinario entre los extraordinarios”).
Bajo esta condición se permite la aplicación de la pena de muerte a condenados por crímenes de especial virulencia en la India, donde tras siete años sin ajusticiamientos la Presidencia del país suspendió en 2011 esa moratoria.
Las informaciones sobre violaciones en la India aparecen cada día en los medios de comunicación, fruto de la conciencia creada por la violación en grupo y muerte de una estudiante universitaria en Delhi el 16 de diciembre de 2012.
Esa violación generó protestas y abrió un debate sin precedentes sobre la situación de la mujer en el país, lo que llevó al Gobierno a endurecer las leyes contra los agresores sexuales. EFE