Lo primero que hay que señalar es que los liderazgos no son decretados por unos pocos, éstos se construyen en las calles y se legitiman con el favor del pueblo. Henrique no fue designado líder de la oposición, fue electo por la gente como conductor de este proceso no solo a través de unas primarias sino ratificado en dos procesos electorales presidenciales donde condujo la esperanza de un país por un cambio, esperanza que aún sigue vigente.
Lo segundo que hay que destacar es que la postura de descalificar a Capriles por reunirse con Maduro y el gobierno a resolver los problemas de seguridad de nuestro pueblo es tendenciosa, porque no he visto a esos mismos voceros que se ensañan contra el gobernador hacerlo con los alcaldes de sus propios partidos que también han hecho lo mismo, lo que hace ver que en el fondo lo que se persigue es desprestigiar a Henrique y buscar su sustitución como conductor de nuestro proceso político.
Son tiempos de unidad y constitución, no puede convertirse la oposición en una cacería de brujas, o lo que es peor aún, tomar el caucho y la gasolina como banderas de lucha; ese retroceso sería condenarnos a darle oxígeno a un gobierno que está viviendo su proceso de desmoronamiento. La prioridad es el trabajo social, el fortalecimiento de la organización comunitaria para el reclamo justo y la disciplina de entender que estamos transitando el final del camino y que un atajo sería una locura imperdonable.
Primero Justicia