El objetivo es devolverle el poder al pueblo de Venezuela. Solo así podremos construir una sociedad democrática, justa, próspera, libre y soberana.
Ello requiere asumir que enfrentamos una dictadura dispuesta a todo para conservar el poder, que somos mayoría los venezolanos que ansiamos un cambio de gobierno y de modelo de sociedad y que aunque hemos luchado admirablemente, no ha sido suficiente. Es la hora de avanzar reorientando la lucha.
El régimen pretende tapar su ilegitimidad -de origen y de desempeño-, su incompetencia y el rechazo popular utilizando sus tramposos resultados electorales para imponer la sumisión total. El Plan (de destrucción) de la patria es la evidencia de ello.
Los resultados del 8D no solo no alteran mi convicción de que somos mayoría, la confirman. Mientras votaba, acompañaba a los venezolanos de la frontera que lo hacían rodeados de guerrilleros, a los empleados públicos y a quienes dependen del Gobierno para subsistir que contra su voluntad lo hacían “acompañados”, a los que no votaron porque los “migraron” de centro de votación o “dañaron” sus máquinas, a los que les disparaban desde su tierra natal cuando cruzaban el río Táchira para venir a ejercer su derecho. El abuso, el ventajismo y la trampa han plagado éste, el proceso electoral más inescrupuloso que hayamos vivido.
Las fuerzas democráticas libramos una lucha titánica contra este régimen. Pero asumamos la lección del 14A, ratificada el 8D: al enfrentar una dictadura, no basta ser mayoría y ganar elecciones para lograr el cambio en el poder.
Mi alegría por los triunfos heroicos desde la Alcaldía Metropolitana hasta Guasdualito, no es menor por reconocer que los resultados no son satisfactorios. El 8D se constató que la sociedad democrática resiste a pesar de la arremetida anticonstitucional y fraudulenta del régimen, pero el objetivo no es resistir sino derrotar al gobierno despótico.
Es la hora de que nuestra generación política exponga y lidere una ruta clara, aunque no sea fácil, hasta la democracia. Una solución que cumpla 3 condiciones. Civil, porque la iniciativa nace de los ciudadanos y que con su firmeza obtiene el respaldo de las instituciones, incluyendo las Fuerzas Armadas. Efectiva, porque implica no solo un cambio de caras o de políticas, sino una transformación profunda del modelo y sus valores. Y oportuna porque es inmediata; el país no aguanta ni 6 ni 3 años en esta dirección.
Hagamos una reflexión y una rectificación a fondo, preservando la unidad como condición esencial. El objetivo no es consolidarnos como alternativa democrática. El objetivo es lograr el poder.
@mariacorinaYA