Cadivi a la caza de “turistas cambiarios” en los aeropuertos

Cadivi a la caza de “turistas cambiarios” en los aeropuertos

Autoridades de Venezuela iniciaron operativos en el principal aeropuerto del país buscando acabar con el fraude cambiario que permite a los venezolanos hacerse de dólares baratos y revenderlos con ganancias de hasta 600 por ciento.

La posibilidad de acceder a dólares preferenciales para viajes ha disparado el “turismo cambiario” en Venezuela. Los ciudadanos tienen derecho a comprar hasta 3.000 dólares anuales a la tasa oficial de 6,3 bolívares.





“Estamos muy rigurosos en el tema de los pasajes, hay mucha emisión de boletos falsos”, dijo Rafael Marfisi, gerente de Seguridad del administrador oficial de divisas, Cadivi, el martes por la noche en el aeropuerto internacional de Caracas.

Para obtener los dólares, los venezolanos deben informar al operador cambiario sobre su destino y mostrar pruebas del viaje. Mientras más lejana y larga la estadía, mayor es la asignación.

Por ejemplo, para un viaje al Caribe se otorgan hasta 1.000 dólares. Para una pernocta en Perú, hasta 3.000 dólares.

“Muchos usuarios declaran ante Cadivi que van a destinos como Costa Rica, Perú y Ecuador y luego hacen viajes a destinos cercanos como Panamá, Aruba o Curazao”, aseguró Marfisi, mientras los viajeros apurados se acercaban para ser buscados en la base de datos del organismo, usando computadores portátiles.

Venezuela restringe desde hace una década el acceso a dólares en un intento por evitar la fuga de capitales, pero la medida ha generado escasez, inflación y ha provocado diversas modalidades al margen de la ley para hacerse de las divisas.

“Hemos detectado usuarios que solicitan dólares para menores de edad y luego los hijos no llegaron al vuelo”, dijo Marfisi.

Antes de que acabe el año, el Gobierno socialista planea activar detectores de huellas digitales en los aeropuertos para que la cuota de dólares de los venezolanos se active sólo después de registrarse en ellas.

Quienes violen las normas pueden enfrentar penas que van desde multas hasta cuatro a siete años de prisión.

Pero algunos creen que ni eso logrará detener los fraudes.

“Lamentablemente siempre se va a buscar una vuelta a la norma”, dijo Francisco Blanco, un fotógrafo que hacía una larga fila la noche del martes para viajar a París. “El problema es que todavía haya un control de cambio. Hay mucha trampa y al tener el dólar paralelo tan alto, es difícil pararla”.

Los dólares que se evaporan entre los viajeros son sólo la punta del iceberg de la fuga fraudulenta de divisas, que el Banco Central estimó en unos 15.000 millones de dólares el año pasado.

Reuters