Según la Organización Mundial de la Salud, el cuidado de la salud sexual y reproductiva, incluyendo la información y los servicios de planificación familiar, se reconoce no solo como una intervención clave para mejorar la salud de las mujeres y los y las niños/as, sino también como un derecho humano.
La trascendencia de la salud reproductiva ha generado gran cantidad de textos legales en el Derecho internacional encaminados al reconocimiento por una gran mayoría de países de los derechos sexuales y reproductivos de las personas. La Plataforma para la acción de Beijing de 1995 establece lo siguiente: “Los derechos reproductivos comprenden ciertos derechos humanos ya reconocidos en leyes nacionales, documentos internacionales sobre derechos humanos y otros documentos de consenso relacionados. Se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas de decidir libre y responsablemente el número y espaciamiento de sus hijos y de tener la información y los medios para hacerlo, y el derecho de alcanzar el mejor estándar de salud sexual y reproductiva. También incluye su derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones ni violencia, de conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos”.
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