La Iglesia Apostólica Armenia (IAA), la más antigua del mundo, ya tiene catedral en Moscú, ciudad donde viven más de un millón de armenios, un pueblo errante con una diáspora casi tan numerosa como la judía. EFE
“El Cristianismo es como el color de la piel de los armenios. No se puede cambiar”, aseguró a Efe el diácono Daniel en la Iglesia de la Transfiguración del Señor, el nombre con el que fue consagrada la catedral.
La inauguración con todos los honores del templo más grande fuera de las fronteras del pequeño país del Cáucaso, ceremonia que contó con la presencia del jefe del Estado armenio, Serge Sargsián, demostró que este pueblo está muy apegado a su milenaria tradición.
Y es que la historia dice que Armenia fue el primer país en adoptar el Cristianismo como religión estatal a principios del siglo IV, algo de lo que sus ciudadanos presumen a la menor ocasión.
La Iglesia de la Transfiguración del Señor es la joya de un espectacular centro religioso-cultural que incluye además la residencia episcopal, una capilla, un archivo de reliquias y una escuela, donde sus feligreses podrán estudiar todas las asignaturas, incluida su lengua, una de las más arcaicas del mundo.
“En Moscú no había ningún centro social donde pudieran reunirse los armenios. Será como una pequeña patria chica, donde los armenios podrán, además de rezar, congregarse, hablar y llevar a sus hijos a la escuela”, señaló a Efe Artag Gulián, arquitecto jefe del proyecto.
No obstante, el jefe del Episcopado moscovita de la IAA, Ezras Nersisián, matizó que “las puertas del templo siempre estarán abiertas para las personas de todas las nacionalidades y confesiones”.
“El principal mandamiento de nuestro salvador es el amor a los seres más cercanos. Ese mandamiento ha arraigado en nuestro pueblo y precisamente gracias a la comprensión de esas palabras la diáspora armenia es una de las más sólidas y ampliamente propagadas en todo el mundo: sabemos amar al prójimo y ser agradecidos”, dijo.
Los presentes no cabían en sí de gozo ante la visión de tan majestuosa catedral, construida respetando los estándares más tradicionales, aunque su aspecto busca la armonía con el entorno de una gran urbe del siglo XXI, según su arquitecto.
“No es un edificio vanguardista. Respeté la tradición, pero le añadí un toque moderno. Es alta y esbelta, como los edificios que la rodean. Moscú es una gran capital, así que la catedral armenia no debe desentonar”, dijo Gulián.
El arquitecto explicó que en Moscú tuvo más libertad que en Armenia, donde, debido a la gran actividad sísmica, las normas de construcción de edificios son muy estrictas.
“Los armenios sólo aceptan las viejas tradiciones, pero el templo es menos ascético que las tradicionales iglesias armenias. No creo que pase desapercibido para nadie. Tiene un toque oriental, exótico, como de cuento de hadas”, dijo.
Gulián, especialista en la restauración del patrimonio histórico de su país, cree que debido a los 70 años de represión religiosa soviética a los armenios aún les gusta construir iglesias “a lo grande”, sin escatimar en gastos.
“Hemos utilizado toba, una piedra multicolor que es muy fácil de manipular y que tiene una acústica muy buena, lo que es ideal para las iglesias armenias, donde el canto religioso es muy importante. Además, también empleamos granito, mármol y roca de traventino”, dijo.
La toga rosada, una piedra caliza muy porosa y que fue traída desde Armenia, recubre todos los edificios del conjunto arquitectónico, lo que le da un toque majestuoso y, al mismo tiempo, arcaico.
Financiada con donaciones de la próspera comunidad armenia moscovita, la catedral tiene 58 metros de altura, el doble que las construidas en Armenia, una cúpula central -21 metros de diámetro- y varias laterales, cuando la tradición reza que una es suficiente.
Los cimientos de la iglesia, que tiene capacidad para un millar de fieles, contienen 16 piedras, en recuerdo a los 12 apóstoles, los tres evangelistas y San Gregorio El Iluminador, fundador de la IAA, que cuenta con unos 9 millones de fieles en todo el mundo.
La iglesia tiene una gran riqueza de relieves en el exterior -siete cristos, numerosos santos, además de apóstoles armenios- y murales en su interior con escenas de la Biblia y de la historia armenia.
“En Moscú y las regiones adyacentes vive más de un millón de armenios. Este centro responde a la demanda de la diáspora. La hemos construido para todos aquellos que quieran oír la voz de Dios y buscan tranquilidad y espiritualidad”, asegura el diácono Daniel.EFE