Muchas mujeres alrededor del mundo utilizan diariamente productos cosméticos, ya sea por estética o para disimular algunas imperfecciones.
Aunque es fundamental que al final de la jornada las mujeres se retiren el maquillaje para dejar su rostro limpio y fresco, una encuesta reveló que, al menos dos veces por semana, un tercio de ellas se va a la cama sin realizar esta importante tarea.
La periodista británica Anna Pursglove, quiso poner en evidencia los daños que causa no desmaquillarse y decidió vivir en carne propia las consecuencias que esto podría traer para su piel.
Según indica Pursglove a través de The Daily Mail, una de sus motivaciones fue saber si realmente es necesario utilizar aquellos productos de cuidado facial con que las marcas suelen “bombardear” a las mujeres. “Para averiguarlo, quise tomar el reto de no desmaquillarme no sólo por una noche, sino que durante todo un mes“.
Durante 30 días, Anna sólo lavó su rostro con agua, pero prescindió de todas las cremas de limpieza que habitualmente utilizaba. Este significó que cada día que pasaba, su rostro quedaba con restos de maquillaje, generando un proceso acumulativo de diversos productos cosméticos con su piel.
Al término del primer día sin desmaquillarse, la periodista de 40 años se dirigió a la consulta del doctor Nick Miedzianowski-Sinclair, del centro médico “Anne Queen”, donde se le aplicó un examen a su piel utilizando una cámara en 3D que analizó las primeras consecuencias de su experimento: cambio en la pigmentación de la piel, capilares rotos y poros dilatados.
Con el transcurso del tiempo comenzaron algunos síntomas que se hicieron recurrentes: pestañas “pegajosas” y primeros signos de sequedad en la zona de los ojos. Posteriormente, Anna notó pequeños quistes blancos blancos alrededor de las pestañas, y sus amigos la notaron con el rostro cansado.
La piel de su rostro comenzó a secarse, “como un papel crepé”, indica la mujer. “Conforme avanzaban las semanas, mis labios se tornaron secos, y la piel se agrietó en las comisuras de mi boca… los quistes blancos de mis pestañas tenían aspecto de caspa”, explicó.
Por si fuera poco, los poros de su nariz se ampliaron notoriamente, mientras que sus mejillas y frente mostraron marcadas rojeces, tal como si se trata de rosácea, pero mucho más agresiva.
Finalmente, el último día Anna acudió a la consulta del doctor Miedzianowski-Sinclair, para una evaluación objetiva: su piel había mostrado en sólo un mes, un envejecimiento esperable en diez años. No sólo fue el maquillaje el que actuó como acelerador del desgaste de la piel, sino que también la contaminación del aire, específicamente, los radicales libres, los cuales aceleran la descomposición de colágeno y elastina de la piel.
Sin duda, un experimento para reflexionar sobre los cuidados esenciales de la piel, la cual está sujeta a decenas de factores que la envejecen y maltratan.
Fuente: 24horas.cl